El barrio de Cruz Alta ya tiene en funcionamiento los dos nuevos ascensores que favorecerán la movilidad entre la calle Xoán de Nóvoa y la calle Nuño de Ousende, donde está la iglesia de A Milagrosa, que actualmente solo tenía unas largas escaleras para el desplazamiento de los vecinos.
Estos elevadores, una eterna demanda de los más de 4.000 residentes del barrio, cuyos anteproyectos datan ya del mandato de Jesús Vázquez, en 2017, fueron inaugurados ayer por el actual equipo de gobierno de Gonzalo Pérez Jácome, que modificó el proyecto original.
El coste de la obra, que ha sufrido varios retrasos y prórrogas, ha ascendido a un millón de euros. La obra, que inicialmente estaba prevista que se inaugurara el pasado mes de agosto, sufrió varias prórrogas y no se dio por rematada hasta el día de ayer.
Son los segundos elementos de movilidad vertical que se han conseguido poner en marcha en los últimos años, tras las rampas mecánicas de la rúa Concordia.
El proyecto, acometido por la empresa ourensana Proyecon, no es el primero de este estilo en la zona, pues había un ascensor construido en una urbanización privada próxima, aunque inutilizado.
Otros proyectos
En marcha hay otros proyectos, que acumulan también severos retrasos. La mayor demora está en el ascensor que comunica Avilés de Taramancos con Ervedelo, en el barrio de O Couto. La mala configuración del proyecto, que no contemplaba una línea de media tensión, tuvo paralizadas las obras durante meses y todavía no estarán listas hasta bien entrado 2024, pese a que se había anunciado su finalización para el pasado verano.
También están en marcha las rampas de A Carballeira, en su fase final, y las de Rosalía de Castro, en el barrio de A Ponte, así como el ascensor que comunicará Progreso con la Alameda do Cruceiro, que ya ha tenido prórrogas por incumplimiento de plazos.
