Antonio Nespereira analiza en proundidad uno de los temas de la jornada: los edificios a la venta en Ourense, y los problemas que subyacen por debajo de las cifras
Leemos hoy en La Región que una plaga de termitas acecha el casco histórico de la ciudad. Hace muy pocos días otra información aludía a que en alguna de sus calles las ratas trepan por las fachadas hasta colarse casi en los domicilios. Hoy conocemos también que en la ciudad hay más de 120 edificios enteros a la venta y que la mayor parte, cerca de un 40% están en la zona histórica de la capital.
De nuevo la ciudad y sus males endémicos crecen sin remedio ni solución. Es más, lo hacen para evidenciar que quien aún cobra como alcalde, concejales de su órbita y su amplia corte de asesores tampoco saben de esto. La incapacidad de poner soluciones a estos problemas no hace más que agigantar la despoblación y el desinterés por invertir y vivir en importantes zonas urbanas.
No son problemas fáciles, sin duda, pero en algún momento habrá que empezar a trabajar en serio para corregir esta deriva. Trabajando, lo que se dice trabajando, no hemos visto nunca a nadie en los últimos tiempos en el Concello de Ourense. Cobrando sí, que también es gerundio.
