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Ganaderos de Ourense exigen "prezos xustos" para la carne: "Isto non da"

El aumento de los costes de producción por la subida de la luz, los carburantes y la materia primas hacen mella en su situación

"Isto non da". Así de simple. La frase es de María, ganadera de Viana, que acudía esta mañana a Ourense con varias decenas de compañeros más para protestar por la situación que vive el sector, ahogados por unas cuentas que no salen. El aumento de los costes de producción por la subida de la luz, los carburantes, la materia prima y los bajos precios de la carne han llevado al límite a los productores que hoy han colapsado el centro de la ciudad con sus cencerros, bocinas y algún esqueleto de vaca que ilustra su agonía.

Enarbolando el cráneo de una res, Miguel Gómez, un joven ganadero de la Serra de San Mamede, invita a los periodistas a contar cuántos productores de 30 años hay en la protesta. "Están en extinción as vacas -de raza autóctona- e estamos nós", remacha tras denunciar también la protección del lobo, apuntalada en la ley recién aprobada y que en el sector ha caído como un jarro de agua fría. Los rostros de los criadores, serios, reflejan lo que cantan las cifras: "Non podo pagar polo pienso o 20% máis que hai dous anos porque o meu kilo de carne se vende máis barato que no ano 80", explica María. Y, desde Unións Agrarias, Xosé Ramón González apostilla: "Desde xaneiro do ano 2020 producir un becerro custa 150 euros máis e temos que vendelo por 50 euros menos", lo que deja un diferencial negativo "duns 200 euros. É insostible". 

A la pérdida económica se une "un problema demográfico de primeira magnitude: toda esta xente está asentada en zonas de montaña". El responsable de Agricultura y Ganadería de UUAA pìde a las administraciones "as axudas necesarias". Porque detrás de las cifras hay más de 1.200 explotaciones en la provincia, de las que más de la mitad son profesionales - con máis de 30 vacas- que viven en la montaña ourensana y "exclusivamente da producción de carne", detalla Xosé Ramón González.

María, de Viana, quiere que "a sociedade saiba que o noso negocio é a pérdidas, isto non da". Y añade: "Estou orgullosa de ser gandeira, pero con iso non vale, temos que poder vivir do noso traballo". La reflexión deriva hacia lo que (no) vendrá: "É triste dicilo, pero non lle podes dicir a un rapaz novo que se adique á gandeiria que tiña o seu pai". Y en esa línea, remata Miguel, el joven de San Mamede: "Futuro? Viremos todos para as cidades e os pobos en 15 ou 20 anos desaparecerán".


Reclamaron "prezos xustos" y mejoras en su sector en una manifestación que tuvo su centro neurálgico en la Subdelegación de Gobierno. Durante su trayecto rumbo el edificio de la Xunta en Ourense cortaron el tráfico en la avenida de La Habana quemando pacas de paja. Las facturas los están devorando. Como el lobo a sus reses. Y como sienten que los devoran los que solo parecen verlos como un parque temático. 

 

El colectivo alerta de que las pérdidas hacen “muy difícil mantener en el tiempo” la actividad, ha apuntado el responsable de Agricultura y Ganadería de Unións Agrarias, Xosé Ramón González.

Este ganadero advirtió de que el problema no es sólo económico sino también demográfico, pues “estamos hablando de zonas donde es muy difícil mantener población por lo que lanza “un SOS demográfico”, indicó.

Los ganaderos reclaman a la Xunta “ayudas directas” y la puesta en marcha de “un observatorio de precios creíble” que permita garantizar la producción.

Asimismo, piden que el Ministerio de Agricultura “entre de oficio” para “que se cumpla la Ley de Cadena Alimentaria” tras advertir de que “no puede ser que suban los costes de producción” mientras baja “el precio de venta”. Consideran que esta situación podría abocar no sólo “al cierre” de las explotaciones sino también “al derrumbe económico” de la provincia.

Miguel Gómez ve “muy complicado” poder vivir con estas condiciones, problemática a la que se suma los daños por el lobo. “No puedo dedicar tres días a buscar una vaca en el monte y dejar al resto de animales sin atender ni tampoco pagar un seguro y que cuando muera un animal, tener que pagar para que lo recojan”, ha explicado.

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