En una anualidad marcada por el declive, hay un cómputo que tiene lectura positiva: el número de víctimas mortales en accidentes de tráfico , que ha alcanzado un mínimo histórico. Nunca la estadística de fallecidos había tenido su techo por debajo de la veintena. Si ya el pasado año la reducción había sido drástica (27 muertos), este año la accidentalidad mortal, a falta de una semana para que 2012 toque fin, quedó reducida a 17 víctimas, 15 de ellas en carretera y dos en vías urbanas. En otros tantos accidentes, hubo siete heridos de distinta consideración.
La tendencia a la baja se inició en 2002, si bien el porcentaje fue precisamente más acusado este último año con un 37% menos. Un descenso del 72,6% si se amplía el horizonte temporal a comienzos de la pasada década.
Ya sea por que cada vez se conduce mejor (las pruebas teóricas y prácticas con el tiempo se han endurecido), los efectos beneficiosos de las campañas de concienciación desde edades tempranas o simplemente por miedo a sanciones que hasta pueden llevar al conductor a prisión, lo cierto es que atrás han quedado demoledores registros que alcanzaron su cénit en 1987 con un total de 99 muertos. Aunque también es cierto, tal como confirman fuentes de la Policía Local de Ourense, que los desplazamientos en vehículo, sobre todo por la ciudad, han disminuido notablemente debido a la crisis. Las grandes retenciones que en fechas como la Navidad o un viernes por la tarde colapsaban el centro urbano o los accesos (glorieta O Couto, acceso centro, avenida de la Habana o Progreso) se han suavizado en gran medida estos meses.
En la casuística de la siniestralidad mortal, las distracciones se llevan al palma. Es el detonante, tal como revelan los atestados de tráfico, del 47% de los accidentes con fallecidos, incluido uno de los dos atropellos mortales (en Nogueira de Ramuín el 13 de enero) . La velocidad inadecuada está detrás del 23,5% y las infracciones a las normas de circulación desencadenan el 17,6%. Asimismo, hubo uno, el registrado el día 17 de este mes en la A-52, en A Gudiña , en el que, según determinó la Guardia Civil, el conductor pudo quedarse dormido.
SÓLO UN MUERTO EN LA A-52
Por carreteras, salvo dos accidentes en vías urbanas (en Xinzo el 29 de marzo y Verín el 22 de abril), el resto tuvo lugar mayoritariamente en vías de la red secundaria en las que los conductores realizan desplazamientos cortos entre lugares conocidos en donde suelen bajar la guardia en el cumplimiento de las normas: alcohol, adecuación de la velocidad a la vía en cuestión y uso del cinturón, sobre todo, según valora el jefe provincial de Tráfico, David Llorente.
Así, de las 17 personas que perdieron la vida en la carretera, nueve de ellas colisionaron o se salieron de la vía en carreteras locales que unen pequeños pueblos. El resto, en nacionales o comarcales (dos en la N-525, uno en la N-120 y otro en la OU-536) y sólo uno en la autovía.
Por lo que respecta al periodo de año en el que hubo más siniestros automovilísticos graves, destaca el mes de noviembre con tres: Celanova, Carballeda de Valdeorras y Verea. Por contra, el mejor mes fue febrero en el que no hubo que contabilizar ninguna víctima mortal.
Para las autoridades con competencias en materia de seguridad vial, una de sus mayores preocupaciones reside en la incidencia que tienen los accidentes en los mayores de 65 años, de ahí que insistan en la necesidad de endurecer las pruebas psicotécnicas a la hora de renovar el permiso de conducir.
Ya sea por que cada vez se conduce mejor (las pruebas teóricas y prácticas con el tiempo se han endurecido), los efectos beneficiosos de las campañas de concienciación desde edades tempranas o simplemente por miedo a sanciones que hasta pueden llevar al conductor a prisión, lo cierto es que atrás han quedado demoledores registros que alcanzaron su cénit en 1987 con un total de 99 muertos. Aunque también es cierto, tal como confirman fuentes de la Policía Local de Ourense, que los desplazamientos en vehículo, sobre todo por la ciudad, han disminuido notablemente debido a la crisis. Las grandes retenciones que en fechas como la Navidad o un viernes por la tarde colapsaban el centro urbano o los accesos (glorieta O Couto, acceso centro, avenida de la Habana o Progreso) se han suavizado en gran medida estos meses.
En la casuística de la siniestralidad mortal, las distracciones se llevan al palma. Es el detonante, tal como revelan los atestados de tráfico, del 47% de los accidentes con fallecidos, incluido uno de los dos atropellos mortales (en Nogueira de Ramuín el 13 de enero) . La velocidad inadecuada está detrás del 23,5% y las infracciones a las normas de circulación desencadenan el 17,6%. Asimismo, hubo uno, el registrado el día 17 de este mes en la A-52, en A Gudiña , en el que, según determinó la Guardia Civil, el conductor pudo quedarse dormido.
SÓLO UN MUERTO EN LA A-52
Por carreteras, salvo dos accidentes en vías urbanas (en Xinzo el 29 de marzo y Verín el 22 de abril), el resto tuvo lugar mayoritariamente en vías de la red secundaria en las que los conductores realizan desplazamientos cortos entre lugares conocidos en donde suelen bajar la guardia en el cumplimiento de las normas: alcohol, adecuación de la velocidad a la vía en cuestión y uso del cinturón, sobre todo, según valora el jefe provincial de Tráfico, David Llorente.
Así, de las 17 personas que perdieron la vida en la carretera, nueve de ellas colisionaron o se salieron de la vía en carreteras locales que unen pequeños pueblos. El resto, en nacionales o comarcales (dos en la N-525, uno en la N-120 y otro en la OU-536) y sólo uno en la autovía.
Por lo que respecta al periodo de año en el que hubo más siniestros automovilísticos graves, destaca el mes de noviembre con tres: Celanova, Carballeda de Valdeorras y Verea. Por contra, el mejor mes fue febrero en el que no hubo que contabilizar ninguna víctima mortal.
Para las autoridades con competencias en materia de seguridad vial, una de sus mayores preocupaciones reside en la incidencia que tienen los accidentes en los mayores de 65 años, de ahí que insistan en la necesidad de endurecer las pruebas psicotécnicas a la hora de renovar el permiso de conducir.
