Los alumnos de un curso de Diseño Industrial destinado a personas en situación de desempleo han creado un centro lúdico,adaptable a cualquier ciudad, que consume la energía que en él mismo se genera.

La energía de la diversión

El arquitecto Antonio Fernández Lois muestra un díptico sobre el 'Centro Lúdico'. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
El objetivo es demostrar que la gente que ahora mismo está sin trabajar tiene muchas ideas que aportar'.
Esa era la premisa de partida, aunque finalmente ha acabado por convertirse en mucho más que un trabajo encargado por un profesor durante un curso público para personas en situación de desempleo. El ejercicio era eminentemente demostrativo de las destrezas que los alumnos fueron adquiriendo en las clases de 'Técnico Auxiliar en Diseño Industrial', impartido en la academia Anexo IV. Así, sobre la idea del docente y arquitecto Antonio Fernández Lois, debían desarrollar los planos y vistas de un centro lúdico cuya energía de funcionamiento se genera con la propia actividad que en él se desarrolla.

'Es una idea un poco bucólica', explica su principal responsable, 'pero nos lo planteamos como una forma de devolver a la ciudad lo que hemos recibido'. Fernández Lois considera ahora que sus alumnos 'merecen que el proyecto se vea'. Por eso, estuvo expuesto varios días en la biblioteca central del Campus Universitario, algo que el arquitecto agradece al gestor de actividades culturales, Filemón Rivas. Allí, muchos se han parado a observarlo y los comentarios que le han llegado a Antonio Fernández son agradables y 'parece que ha resultado una idea interesante'.


REALMENTE POSIBLE

Pero el centro lúdico podría ser mucho más que eso. 'Tendríamos que terminar de diseñarlo, pero sería muy posible materializar este proyecto' en cualquier rincón de Ourense, en este caso. Los 15 alumnos asistentes al curso de Diseño Industrial junto a su profesor dedicaron al desarrollo de la estructura 40 horas de un curso que acumulaba más de 420. 'No hicimos un estudio de los costes pero sabemos que no sería demasiado caro', explica el arquitecto Fernández Lois.

En la realidad virtual en que ahora habita, el centro lúdico consta de una plaza, un anfiteatro al aire libre o una terraza de lectura en la parte exterior. El interior acoge un gimnasio y una discoteca donde las máquinas y bicicletas generarían entre 50 y 150 vatios por usuario, mientras que la propia pista de baile y los pasos de los usuarios producirían energía suficiente para cubrir hasta el 60% de las necesidades del local. Del mismo modo, el pasamanos de las escaleras transformaría la energía cinética en su vertiente eléctrica, con una cantidad suficiente para iluminar esa zona.

El centro lúdico imaginado por Antonio Fernández Lois y sus alumnos tiene como meta principal, además de demostrar las destrezas tecnológicas en el manejo del diseño, caminar hacia un mundo sostenible que cuide el medio ambiente sobre todas las cosas.

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