Los ganaderos de Ourense reprueban el “desconocimiento” de Garzón

Decenas de ganaderos y agricultores castellanos se concentraron el domingo en Palencia para recibir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y pedir la dimisión del ministro de Consumo, Alberto Garzón, tras sus declaraciones para el diario británico The Guardian. En dicha entrevista, reiteró su recomendación de reducir el consumo de carne, que ya suscitara polémica el pasado año, y diferenció entre la ganadería extensiva, que puso en valor, y la que se lleva a cabo en grandes instalaciones, definidas por él como “macrogranjas”. Ahora el sector ganadero de la provincia valora las declaraciones de Garzón, que provocaron un rechazo generalizado. Jamones para ministros Eloy González, ganadero de Maceda, cuestiona a Garzón pero no ve en él mala fe sino “desconocimiento”. Considera que el líder de Izquierda Unida “no sabe lo que es ni la ganadería intensiva ni la extensiva”. Y es que, bromea González, “¿quién se puede permitir un jamón de ganadería extensiva? Él, porque es ministro”. Además, matiza que, si mantuviera sus vacas siempre en el exterior, la carne no valdría para su consumo, ya que solo desarrollarían músculo. En cambio, González deja que sus terneros crezcan en el campo durante siete meses y después los mantiene concentrados bajo techo y alimentados con piensos para que adquieran algo de grasa, reblandecer la carne y que esta sea sabrosa. Tangas antes que chuletones Miguel Gómez García es propietario de una explotación ganadera en plena sierra de San Mamede. Y aclara al ministro detalles sobre la viabilidad del sector, animándole a huir de las simplificaciones. “A gandería extensiva é sustentable mentres haxa subvencións. Sen elas, de sustentable non ten nada”, sentencia. “E a gandería intensiva alimenta a medio mundo. Todos comemos polo e cerdo de granxa e non é carne podre”, valora. No tiene claro que la carne que se produce bajo el modelo intensivo sea de menor calidad. “Ás veces, hai un maior maltrato animal no sistema extensivo, onde as cabezas de gando poden pasalo moi mal no inverno, e ademais hai máis inspeccións no modelo de produción intensivo”, añade, cuando “púxose de moda ser gandeiros en extensivo, e agora a xente quéixase de que se recortaron as axudas. Non é que se recorten, é que cada vez as solicitan máis produtores”. En redes sociales, reflexionaba el fin de semana contra el modelo de sociedad actual, por el que “unha leituga é cara e un quilo de laranxas é carísimo, pero logo mercamos un tanga e uns calzóns de marca por 120 euros; e unha chuleta é cara pero mercamos unhas zapatillas de 150 euros cada 3 meses”. A favor Carlos García, ganadero de Sandías, mantiene una opinión muy distinta. “Estou totalmente de acordo co que dixo o ministro”, reconoce. Este trabajador del sector primario alega que “todo o que sexan as macrogranxas prexudícanos. Os seus propietarios non son gandeiros, son empresarios, e delas sae carne de peor calidade”. Tiene claro que las críticas del ministro solo se dirigían hacia las “superexplotaciones” y que el mensaje se malinterpretó “porque hai xente á que lle interesa que se malinterprete. Non me sorprende, cando hai un sindicato de dereitas detrás da concentración de Palencia. Todo é política”, resume. El penúltimo día Benito Álvarez, con 40 años de experiencia en el sector, concuerda con los ganaderos que se concentraron en Castilla y León y sus críticas a Garzón, cuando “todo sobe de prezo menos o noso. Isto é imposible de manter. Amarga pechar as explotacións, pero non quedará outra”, lamenta. Hablar desde la oficina Maribel Fernández, ganadera de Cualedro, sostiene que a Garzón “se le queda grande el puesto” porque “desde que el mundo es mundo, se comió carne y se comerá. Y eso de que se maltrata a los animales… Hay que tener conocimiento sobre de qué se habla y no hacerlo desde una oficina sin conocimiento alguno”, subraya. “PERDEU A CABEZA” José Pérez, cuya explotación, compuesta por 30 cabezas de ganado vacuno, abarca tierras de Baltar, Xinzo, Trasmiras y Cualedro, sostiene que Garzón “perdeu a cabeza, literalmente”, y añade que desconoce “tanto os motivos polos que o fixo como as razóns polas que segue alí”.