El precio de la gasolina no da respiro al bolsillo de los conductores ourensanos, que ven como cada día se dejan más dinero en las estaciones de servicio. Si ya a principios de semana el alza se comió la bonificación de 20 céntimos por litro que comenzó a regir en abril, en los tres primeros días de mes el coste de la gasolina se incrementó en otros seis céntimos. La gasolina de 95 octanos cuesta ahora, de media, 2,10 euros, que puede ascender hasta los 2,26 euros en los surtidores más caros de la provincia. El martes su precio era de 2,04 euros. En cuanto a la de 98 octanos, su precio actual ronda los 2,22 euros, con máximos de 2,50 euros. El último día de mayo, su precio era de 2,16 euros. El diésel, que en las últimas semanas había bajado de precio, subió también dos céntimos desde el cambio de mes, y cuesta ya 1,95 euros.
Ante este contexto, el Gobierno ya anunció que prorrogará tres meses el plan de respuesta económica, que incluye medidas como el descuento de 20 céntimos a los carburantes, aunque los conductores ourensanos ven esta medida con escepticismo, ya que pese a su implementación, llenar el depósito siguió siendo un quebradero de cabeza. “¿Es que dónde se vieron los 20 céntimos? En aquellos días no había el descuento… yo llené el depósito y no sé ni si me lo aplicaron”, destaca Delfín Rodríguez, quien no reparó en si la factura reflejaba rebaja alguna, pero sí que notó, y mucho, el encarecimiento. “Yo antes llenaba el depósito por 65 euros y ahora me cuesta más de 100”, manifestó, y agregó que este desembolso es cada vez más costoso con su pensión, que no sube al mismo ritmo.
Precio máximo
Rodríguez optaría por otra medida para poner remedio a la situación: “A la gasolina le podría un precio máximo”. Tampoco ve la medida como favorable Manuel Estévez, aunque en su caso porque considera injusto que esta sea de suma fija sin atender a las necesidades particulares de cada usuario. “Hai que subvencionar a quen o necesita. Hai xente que de verdade o necesita moito, e en lugar de 20 céntimos tiñan que ser 40 ou 60, ou o que fose preciso, e outra xente ten que estar fora deste tipo de subvención. Non pode ser lineal, debe ter en conta o nivel de renta”, aseveró.
Los compradores no están satisfechos con la situación, y los vendedores tampoco. El presidente de la Federación Galega de Estaciones de Servicio (Fegaes), Julio López, aseguró que la bonificación los ha “perjudicado muchísimo”, aunque pide otro tipo de medidas que ayuden a reducir el precio. “Nos parece muy bien ser colaboradores del Gobierno para poder abaratarle el precio a los consumidores, para nosotros es importantísimo, el precio del combustible tiene que bajar ya pero hay que buscar fórmulas para que descienda”, destacó.
Aseguró que las estaciones de servicio son “las más perjudicadas”, puesto que “se reduce mucho el consumo y el margen comercial”. “La fórmula utilizada tiene muchísimas carencias para nosotros, primero porque no tuvimos en su día tiempo para ponerla en práctica ni seguridad jurídica, aparte de los gastos que nos ocasionó. Se está haciendo con nuestro dinero, que después se nos devuelve tarde mal y a rastras, poniendo en peligro a muchas empresas”, destacó, y subrayó su deseo de que “en lo sucesivo se nos escuche para poder trasladar estas cuestiones antes de hacer una normativa tan importante”. López manifestó que el actual nivel de precios de la gasolina se comió su margen de ventas, al menos en la gasolina, que ya venden, según su versión, prácticamente al precio de compra. “Nosotros lo que hacemos es comprar el producto y aplicarle un margen comercial para fijar un precio de venta. En este momento, en la gasolina no existe margen, porque al subir de los dos euros se da un efecto psicológico, porque nadie quería ser el primero en subir”, manifestó, y agregó que en el caso del gasóleo, el margen se redujo en siete céntimos.
