Análisis

Los grandes temas esperan mientras las promesas incumplidas desbordan al regidor

photo_camera Un día de lluvia en Ourense. (Foto: Martiño Pinal)

El diagnóstico antes de las elecciones de 2019 era claro: Ourense necesitaba actualizar su Plan Xeral de Ordenación Municipal y reactivar una obra pública en mínimos. Principales frentes abiertos en la ciudad que no ha atajado el alcalde de la ciudad, Gonzalo Pérez Jácome, más preocupado de construir castillos en el aire y cargarse de promesas, con una larga lista de notorios incumplimientos:

- Los 90 días. El plazo que se daba para abrir la Plaza de Abastos de A Ponte y arreglar los contenedores soterrados. Ningún contrato está en marcha.

- Más técnicos. Al poco de aterrizar en la Alcaldía anunciaba la contratación inminente de personal técnico especializado del que nada se supo. Mientras, los asesores crecieron hasta el límite legal, incorporando también dos directores generales y un "city manager".

- Inteligencia artificial. Más de un centenar de científicos, ese fue el planteamiento para el centro de inteligencia artificial que resucita periódicamente.

- Con la negociación del PXOM atascada, Jácome se ha dedicado a pintar rascacielos, imaginar usos en la vieja cárcel o erigirse en el adalid contra los pelotazos urbanísticos. Mientras, la inseguridad jurídica es patente.

- La burocracia. Ha sido su excusa preferida para justificar los retrasos en la vida municipal. Tras ocho años como concejal vendiendo que desbloquearía el Concello, Jácome se ha aferrado a la excusa de la mala situación de la administración local para no impulsar sus iniciativas.

- Obras faraónicas. Con decenas de proyectos en cartera para mejorar los barrios, no han faltado los anuncios de un parque acuático, un gran túnel en Concepción Arenal o un gran parque en A Ponte, entre otras muchas cosas. Su portavoz, Miguel Caride, lo resumió bien: "O alcalde lanza ideas e logo vemos se é viable".

- Concesiones. Tras prometer actualizar las concesiones en precario, los principales contratos continúan caducados. Los servicios públicos se resienten e incrementan su precariedad.

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