La Policía busca en el Avia el cuerpo de la joven, conocida en ambientes de prostitución de la ciudad

Un hombre confiesa que mató y tiró al río a la brasileña que desapareció en Ourense

Los agentes ampliaron la búsqueda al río Miño y a la presa de Frieira. (Foto: Martiño Pinal)
La Policía rastreó ayer sin éxito el río Avia para encontrar el cadáver de María Socorro Dasilva, de 26 años, desaparecida hace más de 15 días. La búsqueda se inició tras detener a un cliente suyo, que confesó que la mató y la arrojó al agua.
La mujer brasileña desaparecida hace dos semanas, María Socorro da Silva, de 26 años, está muerta. La Policía Nacional rastreó sin éxito el río Avia en la búsqueda de su cadáver tras detener ayer a uno de sus clientes, quien, según fuentes policiales, confesó que la mató y arrojó su cuerpo al agua.

El arrestado, Ramón F.A., de 48 años, casado y padre de un niño, fue el último hombre que se citó con la desaparecida, quien ejercía la prostitución. En un principio atestiguó ante los agentes que se habían despedido en la calle Ervedelo, tal como adelantó La Región, pero los agentes dudaron desde un principio de una versión poco aclaratoria por lo que días después solicitaron realizar una inspección ocular en el maletero de su vehículo. Ante esta petición, el hombre se derrumbó y supuestamente confesó que la había matado y metido su cuerpo en una bolsa de plástico y arrojado al agua.

Helicóptero


El rastreo comenzó sobre las 12.00 horas y los agentes contaron con el apoyo de un helicóptero y varios voluntarios de Protección Civil de Ribadavia. Los efectivos, tras revisar cada uno de los remansos y las dos márgenes del río Avia y no encontrar el cadáver, ampliaron el cordón al cauce del río Miño, entre Ribadavia y la presa de Frieira, en el límite con la provincia de Pontevedra, por si la corriente había arrastrado el cuerpo. Los agentes también rastrearon el embalse de Albarellos.

La búsqueda se llevó a cabo con mutismo para no entorpecer la investigación, aunque la pre sencia del helicóptero volando prácticamente a ras del agua alarmó a los vecinos de las localidades cercanas al río Avia, pertenecientes a los municipios de Leiro, Beade y Ribadavia.

Los agentes continuaban a última hora interrogando al detenido, que podría estar enamorado de la desaparecida a la que, según fuentes policiales, le pidió en varias ocasiones que abandonase la prostitución.

María Socorro da Silva, según dio a conocer este periódico, desapareció hace 15 días después de citarse con un cliente. La mujer ejercía la prostitución en un piso de la calle Manuel Curros Enríquez y compartía vivienda con una compañera, que fue la que denunció su desaparición.

Investigación


La Policía Nacional no encontraba pistas y a mediados de la semana pasada se desplazó a la Comisaría ourensana el grupo de Homicidios y Desaparecidos de la Central de la Policía Judicial en Madrid para hacerse cargo de las pesquisas.

Los agentes revisaron la lista de clientes que tenía María Socorro da Silva y no encontraron nada raro, lo que le llevó a estrechar el cerco en torno al cliente que estuvo con ella por última vez, quien en días posteriores dio muestras de nerviosismo y abatimiento.

La investigación, bautizada como operación ‘Mileniun’, también se centró, pero sólo en un primer momento, en el ex compañero sentimental de la víctima, dado que hace dos meses lo denunció por un presunto delito de malos tratos. Los agentes incluso le tomaron declaración, pero el hombre negó que participara o supiera algo de la desaparición.

En internet


La llegada de María Socorro da Silva a la ciudad se remonta a hace tres años cuando a través de internet conoció a un ourensano con el que llegó a convivir, según confirmaron a este diario fuentes policiales. Posteriormente, esa relación acabó mal y fue entonces cuando ella comenzó a ejercer la prostitución en un piso de Curros Enríquez.

La amiga con la que convivía en un inmueble de O Couto fue la primera en dar la voz de alarma a la Policía Nacional el 11 de este mes cuando la joven brasileña no regresó a su domicilio sin aviso previo y sin que hubiera cogido su ropa, ni tampoco los objetos personales e incluso el dinero.

La relación que mantenían ambas mujeres era casi de hermanas, de ahí que la Policía Nacional descartara la hipótesis de que se marchara por su propia voluntad para emprender una vida nueva en otro lugar.

Los agentes controlaron durante los últimos 15 días las cuentas bancarias de la desaparecida por si retiraba o ingresaba dinero, pero no se registró ningún movimiento. También tenían controlado su teléfono móvil pero no realizó ninguna llamada desde el día 10. Los agentes llegaron incluso a revisar los vuelos de avión hacia Brasil por si hubiera regresado a su tierra natal.


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