Los hombres que querían ser enfermeros y cuidar

A Julián Puente (Ourense, 2000) le inculcaron en su casa el valor de los cuidados desde niño, por lo que decidió probar suerte y aventurarse a estudiar enfermería, una profesión que ahora le apasiona. Ayer por la tarde, tras cuatro años de clases y prácticas, y una pandemia mundial, se graduó junto al casi medio centenar de compañeras de la IX promoción del Grado de Enfermería en el Campus de Ourense. Solo ocho hombres se pusieron el viernes la orla. La enfermería es una profesión eminentemente femenina, ya que más del 84% de los enfermeros de España son mujeres. “Hay una concepción muy retrógrada a nivel social de la enfermería, cuando es una profesión de cuidados, científica, investigadora, asistencial, docente y gestora. Sigue vinculada a estigmas y esterotipos. Muchos hombres que podrían ejercerla y dedicarse a los cuidados se ven influenciados negativamente. Y es muy dañino”, se lamenta Julián, que es representante de los estudiantes de la Escola Universitaria de Enfermaría de Ourense y preside la delegación de esta facultad en la Asociación Estatal de Estudiantes de Enfermería. Lo que más le emociona de ser enfermero es pensar que tiene en sus manos el cuidado de los pacientes, y lo que menos, que se use la palabra “vocación” a la ligera para justificar la precariedad laboral. “Ahora nos empezarán a llamar porque este verano hay necesidad de personal en Ourense. Trabajo vamos a tener”, asegura Julián, que ha decidido preparar el examen de Enfermero interno residente (EIR), que calcula que se convocará para finales de enero, y luego hacer la especialidad de Enfermería de salud mental. “Me apasiona la salud mental, tanto el tipo de paciente como los cuidados que requiere”, afirma. El acto de graduación, que tuvo lugar en el salón Marie Curie del edificio Politécnico y como madrina, a la profesora Miriam Vázquez, fue el final de un largo camino interrumpido por el covid. “Somos la promoción de la pandemia. Cuando comenzó, estábamos en segundo curso, a punto de comenzar las prácticas; y de repente, el mundo se paralizó”, recuerda Julián, que define aquel momento como un punto de inflexión e incertidumbre. “No sabíamos si íbamos a hacer prácticas o a volver a un hospital o si iba a cambiar por completo la atención al paciente”, señala. Julián quiere un futuro laboral en la sanidad pública. “Cada vez hay menos recursos, los sanitarios están muy quemados y se está descuidando el sistema. Es algo muy personal, pero estoy a favor de la pública siempre”, confiesa, aunque tenga que irse fuera de Galicia y afrontar momentos complicados como los sufridos durante sus prácticas: agresiones verbales, amenazas verbales de agresión física y comentarios despectivos por parte de otros profesionales sanitarios. “No es todo color de rosa y tengo compañeras que han sufrido cosas más graves, como acoso sexual por parte de pacientes y otros sanitarios”, denuncia. Hacía mucho tiempo que la promoción que ayer se graduó, y que él define como “unida y protestona”, no se reunía al completo. “Es un poco extraño, pero hacía más de dos años y medio que no estábamos todos juntos debido a la pandemia, las prácticas y los aforos reducidos para los exámenes”, reflexiona Julián, que quiere que los hombres puedan soñar con ser enfermeros.