Los trenes Avril abren una nueva era en el ferrocarril ourensano y gallego

El ansiado tren Avril llegó a Ourense alrededor de las 9,45 horas. A bordo viajaba el ministro de Transportes, Óscar Puente. Era un día histórico para el ferrocarril gallego y, por supuesto, el ourensano. Una simulación comercial ejerció ayer de inauguración oficiosa para una nueva generación de trenes destinados a transformar la conexión ferroviaria de la comunidad.

El Avril “inaugural” salió de la estación de Madrid-Chamartín sobre las 7,30 horas. El destino, A Coruña. La primera parada fue en Ourense, donde el convoy recogió a periodistas y recibió a autoridades. En la terminal estaban presentes el delegado del Gobierno, Pedro Blanco o la vicepresidenta segunda de la Diputación, Marta Nóvoa, entre otras personalidades.

El tren de la serie 106 -así se conoce técnicamente a los trenes Avril- surcó la línea de alta velocidad entre Ourense y Santiago de Compostela a 300 kilómetros por hora. A bordo, el ministro Puente destacaba que los Avril son “algo único” en el mundo ferroviario. Son capaces de alcanzar estas marcas circulando por dos anchos de vía diferentes -estándar e ibérico- y por dos electrificaciones distintas -a 3 y 25 kilovoltios-. “No hay ningún otro tren en el mundo”, dijo, capaz de hacer eso.

Los nuevos convoyes permitirán multiplicar las plazas disponibles para viajar en tren. Prácticamente se duplicarán. Puente cifró en cuatro millones los asientos disponibles en la estación ourensana cada año tras completar la integración de los Avril, que irá por fases. Ahora, hasta julio, solo cruzarán A Ponte cuatro veces con dos frecuencias de ida y vuelta, una a Vigo y otra hacia A Coruña.

Los Avlo, en octubre

Los Avlo -el AVE de bajo coste- no funcionarán hasta octubre, cuando se completará la incorporación de los nuevos trenes. En todo caso, la mejora de tiempos de viaje será prácticamente inapreciable, ya que se respetará el límite de velocidad de 300 km/h. Un límite que el nuevo tren es capaz de superar: está homologado para viajar a 330 km/h, aunque en las pruebas alcanzó los 380 km/h.

La buena noticia de la llegada de los Avril se ve diluida por las demoras que lleva arrastrando desde hace años. Inicialmente, la empresa fabricante -la española Talgo- debía entregarlos en 2021. Luego, la bandera se movió sucesivamente a 2022, 2023 y el primer trimestre de 2024.

“Han tardado mucho en la homologación”, reconoció el ministro, quien achacó el retraso en este aspecto a que se trata de “prototipos”. Aun así, invitó a “sentirnos orgullosos como usuarios y como país fabricante” por el desarrollo de la tecnología de alta velocidad de ancho variable y bitensión. Según comentó posteriormente, “hemos sido un poco conejillos de indias”. Ya se baraja la venta internacional de este tipo de trenes, por ejemplo, a las repúblicas bálticas.

El tren estacionó a Santiago de Compostela a las 10,25 horas. En la estación picheleira aguardaban el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda; el conselleiro de Presidencia, Xustiza e Deportes, Diego Calvo, y la conselleira de Vivenda e Planificación de Infraestruturas, María Martínez.

Tras la parada en la capital autonómica, el viaje continuó por el Eje Atlántico a menor velocidad, cruzando las tierras de la comarca de Ordes. No desaparecieron las vibraciones y el elevado nivel sonoro en el interior, uno de los inconvenientes señalados en la fase de pruebas.

El interior del tren Avril es espacioso, con una configuración de 5 asientos por fila (3+2). Es más ancho que un tren normal. Cada asiento cuenta con una pantalla táctil que permite acceder a un catálogo de películas, música y lecturas, un mapa con geolocalización y otros servicios auxiliares. La cafetería tiene un concepto renovado y diferente al de los Alvia, con neveras autoservicio para los clientes y una barra central.

Finalmente, el convoy se detuvo en A Coruña a las 11,05 horas, unas tres horas y media desde el inicio del trayecto. Al bajar del tren, las autoridades no perdieron la ocasión de fotografiarse con el nuevo ingenio ferroviario. El resto de pasajeros que estaban en la estación observaban con curiosidad un nuevo salto tecnológico del ferrocarril gallego.