Aquagest podrá ahorrar más de 36.000 euros al aplazar el obligado bombeo de agua desde el Miño

La lluvia de primavera permite a Cachamuiña abastecer a la ciudad al menos hasta agosto

El embalse de Cachamuiña seguirá aportando el agua necesaria para el abastecimiento de la ciudad. (Foto: Miguel Ángel)
El agua acumulada en el embalse de Cachamuiña es suficiente para abastecer a la ciudad al menos hasta agosto gracias a las lluvias de los últimos meses. El año pasado había que bombear ya agua del Miño ante la falta de caudal.
Las lluvias registradas durante el invierno y la primavera han permitido que el agua acumulada en el embalse de Cachamuiña sea suficiente, al menos hasta principios del mes de agosto, para abastecer el consumo doméstico de la ciudad.

El año pasado por estas fechas, debido a la sequía, ya había que bombear agua desde el río Miño, al no ser suficiente la de la presa para satisfacer la demanda del casco urbano, que supera los 420 litros por segundo de consumo de agua. En este momento, en concreto, los ciudadanos de Ourense consumen, según el Concello, 420 litros por segundo, más de 36.600 metros cúbicos al día, una cifra que, dice el gobierno municipal, aumentó en más de un dos por ciento con respecto al año pasado por estas mismas fechas. Aún así, la presa de Castadón (que tiene capacidad para almacenar 2.08 hectómetros cúbicos de agua), que recibe por caída el agua de Cachamuiña, es suficiente para prestar el servicio.

A finales de la pasada semana, el nivel de agua embalsada alcanzaba aún los 13 metros junto a las compuertas de Cachamuiña y 9,5 a medida que se avanzaba hacia la cola de la presa. La cota, eso sí, baja cada día baja entre 10 y 13 centímetros, de ahí las previsiones antes mencionadas.

Durante el mismo periodo de 2008, el agua embalsada no superaba los cinco metros en las compuertas, lo que obligaba a bombear del Miño. Pero la situación se venía repitiendo en los últimos diez años y la sequía obligaba incluso a mantener en funcionamiento el sistema de bombeo hasta bien entrado el otoño. ‘Hace dos años, al llegar el mes de julio, llegamos incluso a suspender el riego de jardines públicos y lavado de calles ante la falta de agua’, apuntaron en el Concello, recalcando que los técnicos están haciendo un continuo seguimiento del agua embalsada.

Reducción del gasto

La acumulación de agua en Cachamuiña, que llega por gravedad a Castadón, permitirá un ahorro, dado que el bombeo del Miño, que obliga a subir el agua a una cota superior, cuesta a Aquagest, la que gestiona el abastecimiento de la ciudad, más de 162.000 euros durante el verano, cifra que aumenta si persiste la sequía y la situación se prolonga.

El embalse de Cachamuiña fue objeto en los últimos dos años de una mejora, con cargo a la Confederación Hidrográfica del Norte, que requirió una inversión de más de 1.800.000 euros. El dinero sirvió para construir varios azudes que almacenan caudal y evitan que el río llegue a secarse del todo.

El proyecto incluyó el embellecimiento de ambas márgenes con la construcción de senderos y espacios ajardinados y de ocio.

Alarma por un vertido que resultó ser polen

La desembocadura de un arroyo de la margen derecha del embalse de Cachamuiña presentaba este fin de semana, incluso ayer, un aspecto inusual. En un remanso se acumuló una gran mancha amarillenta, que inicialmente fue confundida con un vertido de pintura o, en cualquier caso, de un líquido espeso sin determinar, aunque finalmente la Confederación Hidrográfica del Mió-Sil desmintió esa posibilidad.

Personas que paseaban el domingo por las orillas del embalse llegaron a alarmarse y advirtieron a este diario de un posible vertido, pero se trataba, según informó ayer el organismo de cuenca, de una acumulación de polen procedente de plantas ubicadas aguas arriba de la zona, especies que lo propagan en esta época del año, y que quedó acumulado sobre el agua parada, entre juncos y otras plantas propias de ribera, en una zona sin corrientes, donde también anidan aves acuáticas.

Personal de la Confederación se desplazó al lugar y recogió muestras de agua para analizar, aunque inmediatamente se descartó un vertido. Con todo, fue inspeccionado todo el perímetro del embalse, incluidos los arroyos que vierten a la presa para cerciorarse de que no se había producido ninguna alteración.


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