El grupo de inmigrantes que abanderó una iniciativa para repatriar el cadáver de la brasileña, María do Socorro Dasilva, que el vecino de Riobóo (Cenlle) confesó haber matado y arrojado al río Avia, logró finalmente que se madre, María Lindalva Dasilva Oliveira, se desplace a Ourense para llevar las cenizas a Brasil. La mujer llegará a la ciudad el próximo lunes para estar presente en el funeral de su hija, previsto para el martes, y trasladar sus cenizas a Brasil. El viaje será sufragado con los donativos recaudados.
La madre de la joven brasileña, María do Socorro Dasilva, de 26 años, a la que el vecino de Riobóo (Cenlle), Ramón Fernández, de 48 años, confesó haber matado y arrojado su cadáver al río Avia, hacía ayer las maletas para emprender viaje a Ourense, donde está previsto que llegue el lunes.
María Lindalva Dasilva Oliveira viajará sola y ayer ya disponía de billete de avión y pasaporte para trasladarse a España y estar presente en el funeral de su hija, previsto para el martes, para, posteriormente, trasladar sus cenizas a Brasil.
El desplazamiento de la mujer y su estancia en la ciudad será sufragado con los donativos que recaudó en los últimos días un grupo de inmigrantes para poder repatriar el cadáver, que de no ser así recibiría sepultura en un panteón municipal del cementerio de Santa Mariña, dado que su familia no podría sufragar los costes del viaje por falta de recursos económicos.
A la cabeza de la colecta están Lidia B.R., natural de la República Dominicana, y Sandra C.L., de Brasil. Ambas llevaban en Ourense 10 y 14 años y ayer se mostraban satisfechas con la solidaridad que mostraron tanto el colectivo de inmigrantes como la sociedad ourensana.
El colectivo para recaudar fondos abrió la cuenta 21006219280200017175 en La Caixa al mismo tiempo que instalaban una veintena de huchas en bares latinos, peluquerías, locutorios y clubs de alterne. Las huchas las vaciarán este domingo mientras que la cuenta bancaria la mantendrán abierta hasta que la madre de María do Socorro Dasilva abandone la ciudad. Todos los que aportaron dinero para repatriar el cadáver tienen que saber que será bien empleado, que nadie se aprovechará de un solo céntimo, añadió Lidia B.R., recordando que esperan que la presencia de la madre de María do Socorro Dasilva en Ourense ayude a tramitar la repatriación del cadá ver a Brasil, añadió.
María Lindalva Dasilva se negaba inicialmente a desplazarse a Ourense, al tener una familia numerosa y no disponer de recorsos, pero Lidia B.R. y Sandra C.L. la llamaron por teléfono prácticamente a diario hasta que lograron convencerla.
María do Socorro Dasilva era madre de una niña de ocho años, a la que el grupo de inmigrantes tiene previsto entregar parte de los donativos recaudados durante la colecta popular.
El cuerpo, casi un mes en el tanatorio
El cadáver de María do Socorro Dasilva lleva prácticamente un mes congelado en el tanatorio. Los buzos de la Guardia Civil lo encontraron en el embalse de Cabanelas, en el río Avia, el 25 de febrero después de que Ramón Fernández confesara haberla matado dándole golpes con la mano en la nuca, aunque más tarde la autopsia confirmaba que le había dado dos disparos.
La mató el pasado día 10 de febrero, por lo que el cadáver cuando fue rescatado del río lleva 15 días en el agua y presentaba un avanzado estado de descomposición. Durante este tiempo, la Administración española y brasileña no tramitaron la repatriación de los restos a Brasil y tuvo que ser un grupo de inmigrantes el que lideraran la repatriación organizando una colecta popular.
María Lindalva Dasilva Oliveira viajará sola y ayer ya disponía de billete de avión y pasaporte para trasladarse a España y estar presente en el funeral de su hija, previsto para el martes, para, posteriormente, trasladar sus cenizas a Brasil.
El desplazamiento de la mujer y su estancia en la ciudad será sufragado con los donativos que recaudó en los últimos días un grupo de inmigrantes para poder repatriar el cadáver, que de no ser así recibiría sepultura en un panteón municipal del cementerio de Santa Mariña, dado que su familia no podría sufragar los costes del viaje por falta de recursos económicos.
A la cabeza de la colecta están Lidia B.R., natural de la República Dominicana, y Sandra C.L., de Brasil. Ambas llevaban en Ourense 10 y 14 años y ayer se mostraban satisfechas con la solidaridad que mostraron tanto el colectivo de inmigrantes como la sociedad ourensana.
El colectivo para recaudar fondos abrió la cuenta 21006219280200017175 en La Caixa al mismo tiempo que instalaban una veintena de huchas en bares latinos, peluquerías, locutorios y clubs de alterne. Las huchas las vaciarán este domingo mientras que la cuenta bancaria la mantendrán abierta hasta que la madre de María do Socorro Dasilva abandone la ciudad. Todos los que aportaron dinero para repatriar el cadáver tienen que saber que será bien empleado, que nadie se aprovechará de un solo céntimo, añadió Lidia B.R., recordando que esperan que la presencia de la madre de María do Socorro Dasilva en Ourense ayude a tramitar la repatriación del cadá ver a Brasil, añadió.
María Lindalva Dasilva se negaba inicialmente a desplazarse a Ourense, al tener una familia numerosa y no disponer de recorsos, pero Lidia B.R. y Sandra C.L. la llamaron por teléfono prácticamente a diario hasta que lograron convencerla.
María do Socorro Dasilva era madre de una niña de ocho años, a la que el grupo de inmigrantes tiene previsto entregar parte de los donativos recaudados durante la colecta popular.
El cuerpo, casi un mes en el tanatorio
El cadáver de María do Socorro Dasilva lleva prácticamente un mes congelado en el tanatorio. Los buzos de la Guardia Civil lo encontraron en el embalse de Cabanelas, en el río Avia, el 25 de febrero después de que Ramón Fernández confesara haberla matado dándole golpes con la mano en la nuca, aunque más tarde la autopsia confirmaba que le había dado dos disparos.
La mató el pasado día 10 de febrero, por lo que el cadáver cuando fue rescatado del río lleva 15 días en el agua y presentaba un avanzado estado de descomposición. Durante este tiempo, la Administración española y brasileña no tramitaron la repatriación de los restos a Brasil y tuvo que ser un grupo de inmigrantes el que lideraran la repatriación organizando una colecta popular.
