Entre las muchas proclamas que el ahora alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, lanzaba en su etapa en la oposición estaban las acusaciones de falta de transparencia a todo lo que se movía, lamentos que paradójicamente coincidían con decisiones como no cumplir con el reglamento orgánico del Concello de publicar la declaración de bienes o la justificación de cómo su grupo político gastaba los jugosos fondos económicos que recibía puntualmente.
Esa ausencia de explicaciones ha sido ahora, precisamente, la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de la mayoría de los concejales de DO, que desconocen el destino del dinero al que solo Jácome, según sus críticos, tiene acceso. Todo ello mientras no dudaba en incluir en su programa electoral promesas que, como la gran mayoría, se las ha llevado el viento. "Transparencia máxima a través de la web municipal (todos podrán ver todo)", decía antes de las elecciones de mayo de 2019 el programa de Jácome.
Consejos vendo que para mí no tengo, que dice el refranero y que le van como anillo dedo a Gonzalo Jácome, que se pasó más de tres años del pasado mandato sin publicar en el portal de transparencia del Concello los documentos con el desglose de gastos e ingresos de su grupo, aprovechando la fase más aguda de la pandemia, en abril, para colgarlas de un plumazo. Ahora, sin embargo, continúan sin estar a disposición de la ciudadanía los informes correspondientes a 2019.
Este verano tampoco ha sido posible conocer cuál es el patrimonio del alcalde, ya que volvió a esconder su declaración de bienes. Ya en el pasado, sostenía que publicarla era"poco más que un paripé y un gesto de cara a la galería".
El oscurantismo llega también a la dinámica interna del grupo de DO, con los ediles críticos con su gestión reclamándole que enseñe los extractos bancarios con los movimientos del dinero público. Hasta ahora, un papel escrito a mano ha sido lo único que ha enseñado.
Esa falta de transparencia que demuestra Jácome coincide con una etapa en la que el alcalde ourensano ha decidido atornillarse a la butaca de su despacho, rodeándose del recién nombrado city manager, Francisco Cacharro, y de su jefe de gabinete, Eloy Mojón, para intentar encontrar una salida tras las duras acusaciones vertidas contra él, que lo dejan al filo del precipicio.
Sin embargo, lejos de ofrecer su versión a la ciudadanía, brillan por su ausencia las explicaciones. El alcalde ourensano continúa sin dar la cara, negándose a comparecer ante los medios e incluso evitando a los periodistas con mofas incluidas, como sucedió tras la reunión del grupo municipal en un hotel justo antes de que trascendiese la denuncia ante la Fiscalía de la mayoría de sus ediles.
Más allá de estar agazapado todos estos días lanzando comunicados a través del gabinete de comunicación del Concello, son más de dos meses los que Jácome lleva sin comparecer públicamente. Y es que una cosa es predicar y otra dar trigo.
