ANÁLISIS

Misma partida, distintas bazas

Papeletas de las últimas elecciones autonómicas, celebradas el 25 de septiembre de 2016.
photo_camera Papeletas de las últimas elecciones autonómicas, celebradas el 25 de septiembre de 2016.
¿Convocatoria improvisada? ¿Efecto Sánchez? ¿Examen al pacto PP-DO? ¿Secuelas de Verín? Son algunas incógnitas que marcan las Autonómicas, en las que Feijóo aspira a una nueva victoria, que pinta más estrecha que las anteriores

Con la cuenta atrás activada desde el pasado martes, Galicia se prepara para elegir el 5 de abril a los 75 diputados que componen el Parlamento. Los ciudadanos gallegos vuelven así a unos comicios autonómicos algo más de tres años y medio después de la última cita de estas características, que tuvo lugar el 25 de septiembre de 2016. Unas elecciones distintas a las actuales, pero también con muchas similitudes, en las que de nuevo la partida se juega entre un PP de Alberto Núñez Feijóo, que aspira a su cuarta mayoría absoluta consecutiva, para la que necesita conservar, al menos, 38 de los 41 escaños, y una oposición que ve posible romper la hegemonía, ahora con distintas bazas a las que tenían hace cuatro años

El momento de votar

Al igual que en la legislatura anterior, Núñez Feijóo ha pulsado el botón electoral sin agotarla, condicionado por la decisión del lehendakari Íñigo Urkullu de llamar también a los vascos a las urnas. Sin embargo, este no parecía el plan inicial del líder gallego, que escasos días antes de disolver el Parlamento seguía defendiendo su intención de agotar la legislatura hasta el otoño, pillándole incluso la convocatoria electoral sin haber confirmado siquiera su candidatura al frente del PP (lo hizo el pasado martes, aunque ya todo el mundo lo daba por hecho), cuando en 2016 despejaba la incertidumbre en abril.

Aspirantes

La oposición parece más rearmada, con un PSOE que ha encontrado en Gonzalo Caballero un líder asentado beneficiado por el viento de cola de la moción de censura que situó a Pedro Sánchez al frente del Gobierno central. En 2016, mientras, los socialistas no elegían a su candidato hasta unas primarias en mayo entre Xoaquín Fernández Leiceaga y José Luis Méndez Romeu, con el partido totalmente dividido y obteniendo en las elecciones Generales de junio de 2016 su peor resultado de la historia, desembocando en la salida de Pedro Sánchez de la dirección del partido, pocos días después de la tercera victoria seguida de Feijóo.

También el BNG se ha aferrado a Ana Pontón, que en 2016 salvó un "match ball" para el partido, y ahora navega con optimismo hacia el 5A, convencidos de que están en condiciones de volver a ser la tercera fuerza del Parlamento. Más incertidumbre desprende la izquierda rupturista, con Podemos, Esquerda Unidas, las mareas, Anova y En Marea de nuevo enfrascados en la búsqueda de una alianza.

Contexto estatal

De nuevo, las Autonómicas se celebrarán pocos meses después de una doble contienda en las Generales, pero a diferencia de 2015 y 2016, es el PSOE el que marca el ritmo en España con Pedro Sánchez en La Moncloa tras descabalgar al PP de Mariano Rajoy, con el efecto dominó que siempre puede jugar el poder para ayudar a sus correligionarios.

Nunca antes el PP había llegado a unas Autonómicas con un apoyo tan bajo en las Generales anteriores. En Galicia, el porcentaje de apoyos no llegó al 32% y en Ourense se quedó por debajo del 40%, registros claramente insuficientes para revalidar la mayoría absoluta. El líder del PP ourensano, Manuel Baltar, ya avanzó el objetivo de llegar al 50% de los votos (en 2016 obtuvo el 53,13%, con más de 93.000 sufragios que le valieron nueve diputados, mientras que en noviembre, en las Generales, la cifra no llegó a 68.000). La capacidad de aglutinar a los ciudadanos que en las Generales se decantaron por Vox o Ciudadanos será un factor determinante.

Pacto en la ciudad PP-DO

Con el 2 de marzo como fecha tope para registrar las candidaturas, habrá que ver qué sucede con los 7.723 votantes que en 2016 confiaron en Democracia Ourensana, que al no llegar al 5% del total se quedó fuera del Pazo do Hórreo. El mensaje de discriminación de la Xunta a la provincia con el que los del Gonzalo Pérez Jácome acudieron a aquellas elecciones choca ahora con el del ahora regidor, que confesó esta semana que votaría a Núñez Feijóo.

Será también una primera piedra de toque para comprobar si el electorado del PP aprueba el pacto con DO para repartirse los gobiernos de Concello de Ourense y Diputación. Por su tamaño, la ciudad se antoja clave para definir el reparto de los 14 escaños que se ponen en juego en la provincia, en la que el PSOE aspira a lograr cuatro o cinco diputados (en 2016 solo fueron dos), confiando en ser, como en las Generales, primera fuerza en la capital.

El efecto paritorio de Verín

Todavía con la resaca de las manifestaciones y el encierro de trabajadores en el hospital de Verín por el cierre del paritorio, revocado a principios de febrero por la Xunta, queda la incógnita de si todo será un factor determinante a la hora de que los ciudadanos de esos municipios vayan a votar. La oposición, como en todo lo que respecta a la gestión sanitaria, agita ya esos acontecimientos, en una comarca en la que hace cuatro años el PP casi alcanzó el 59% de los sufragios. Cada voto, sin embargo, puede ser decisivo en esta ocasión, en la que todo parece mucho más ajustado. 

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