Los retrasos recurrentes en el ferrocarril gallego volvieron a castigar a los usuarios. Anteayer fue el caso del último tren Avant que parte de la estación de A Ponte hacia A Coruña. Tenía su hora prevista de salida a las once de la noche, después de recoger a los pasajeros procedentes de Madrid que llegan en el último AVE de la jornada. No obstante, el convoy que debía desplazarlos al norte de la comunidad no hacía acto de presencia.
El personal ferroviario desconocía qué solución se iba a tomar, e incluso había comentarios sobre la posibilidad de viajar en autobús. De hecho, uno de los trabajadores, preguntado por los pasajeros, aseveró que “de momento no les podemos decir nada” y que “cuando sepamos más, les avisamos”, ya cuando pasaban 15 minutos de la hora de salida de un tren que seguía sin aparecer en la estación.
Una pasajera, visiblemente molesta, lamentaba que “están averiados todos los días”. El frío y la falta de espacios para sentarse en el andén también hacía mella en los viajeros que aguardaban para embarcarse. Especialmente, entre aquellos que ya llevaban más de dos horas de viaje desde Madrid.
40 minutos de retraso
Finalmente, los usuarios fueron trasladados de andén y embarcados en un convoy que estaba apagado y que, tras la correspondiente puesta a punto, acabó partiendo con 40 minutos de retraso. La única información que recibieron al respecto, tal y como censuraba uno de ellos, fue un correo que señalaba “una incidencia operativa” como motivo del retraso.
Se trata de una nueva demora que se acumula a las ya habituales cada semana. Si se sufren este tipo de incidencias, Renfe mantiene un compromiso voluntario de puntualidad que, en el caso de los Avant, reintegra el 50% del importe del billete en retrasos de más de 15 minutos y el 100% si superan la media hora. La indemnización se puede solicitar 24 horas después de la llegada del tren.
