Obituario | Celsa Rego Villar-Amor, melómana e impulsora del grupo de las “Guías”

Cuando la memoria del presente, o de lo que reciente va pasando, se va borrando, y la arcana como un repunte tiene; la noción vas perdiendo, por el arrasamiento que el cerebro sufre y va erosionando poco a poco tu personalidad, que sí la tenía Celsa, la mayor de las cuatro hermanas de una familia de ocho, entre las que Celsa, Braulia, Mª Jesús, Justa, Amador, Saturnino, Manolo, Luis con los que relaciones personales a lo largo de toda la vida llevaban a su padre a tratar de Florita a mi madre, lo que significativo de la amistad que con la familia había.

A Celsa era fácil verla en manifestaciones culturales, sobre todo musicales y con aquellos entusiastas de la montaña, los Villalva Montero, de los que vecinos, quienes acaso le impregnasen ese espíritu del excursionismo que animaron también a Saturnino que no dejaba cumbre sin pisar o esquiar ya por la Cordillera Cantábrica, los Pirineos o los Alpes, y a Manolo, más esquiador que montañero, o a Amador que cada mañana de domingo durante muchos años caminaba en tiempo record entre Ourense y Castro Caldelas.

Dejó una buena estela a su paso por Facenda, de la Xunta, y de su tránsito tenemos que recordar que fue una de las impulsoras de las “Guías” esa asociación de chicas procedentes de los boys scouts, que mejor sería llamarlas girls scouts, promoviendo actividades sobre todo con Chon Labrador y Susana Salgado. No había domingo en la que no se programara alguna excursión; también cuando Chon y Susana dejaron la asociación que con entusiasmo seguiría dirigiendo Celsa con renovados bríos.

En la vida los mortales serán recordados más por su altruismo y su entrega a los demás que por sus personales logros, porque la entrega, lo que hoy llamamos solidaridad, es la que más nos distingue como humanos, y esto Celsa lo tenía, mientras se nos fue yendo como mecida por los tantos sones de los clásicos maestros que en la música han sido, que acaso resonarían con persistencia en su cerebro, aun perdida la realidad de su entorno. Allá se hallará dondequiera que los sonidos clásicos de violines, oboes, fagots, violas… la transporten.

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