DETERIORO Y AISLAMIENTO

Ourense, entre las provincias en
 claro retroceso del noroeste peninsular

Sus datos de fallecimientos y nacimientos, así como de renta per cápita la unen a otras como Zamora, León o Salamanca 

Ourense volvió a constatar esta misma semana, cuando se conocieron los últimos datos del paro y la tasa de afiliación a la Seguridad Social, que ser una provincia interior con población dispersa, sin industrialización y con un grado de envejecimiento que asusta, no ayuda precisamente a superar la crisis, mucho menos a asegurar el futuro de desarrollo, empleo y renovación demográfica deseable.

Ahí comparte deterioro y aislamiento con otro grupo de provincias próximas, las de León, Zamora, Salamanca, Palencia y, en menor medida, Lugo, hasta formar un preocupante grupo del noroeste peninsular, realmente tocado desde el punto de vista demográfico y económico. Porque Ourense (326.724 habitantes en 2013) y Salamanca (345.548), por ejemplo, mantienen, según datos del INE, una tasa de mortalidad de 14,49 fallecidos por cada mil habitantes la primera y 11 la segunda; que no tendría importancia si no fuese porque la tasa de natalidad es en la provincia ourensana de 5,92 nacidos por cada mil personas y en la castellana de 7,2, totalmente insuficientes para asegurar el relevo generacional. La estadística se parece sorprendentemente a la de Zamora (188.270 habitantes) y León (489.527). Baja algo la tasa de paro cerrada al primer trimestre de este año en Ourense, pero se sitúa en algo más del 22%; en las provincias castellanas supera el 25%, especialmente León, la más castigada del peculiar noroeste.

La tasa de actividad, mientras, se cifra en Ourense (a efectos del primer trimestre de este año) en un 47,03%, la más baja de todo este grupo de provincias; es mayor en Zamora, en León, en Salamanca e incluso en Palencia, una provincia con la mitad de habitantes que la ourensana pero con menos mortalidad y más natalidad que ésta, aunque con algo más de paro (23%); lejos, eso sí, de índices de crecimiento aconsejables.

Nada que ver, desde luego, con otras provincias interiores donde probablemente las políticas activas de empleo, el equilibrio territorial y, desde luego, la implicación de las administraciones, además de la propia iniciativa de sus ciudadanos, les han permitido salir a flote y equipararse, en el conjunto de su comunidad autónoma, a los territorios más desarrollados. Es el caso de Lleida (440.915 euros), en Cataluña, una provincia interior, como Ourense, y de montaña, con población dispersa y complicadas redes de infraestructuras debido a la orografía. Allí el paro se fijó este primer trimestre en un 16%, pero la tasa de actividad subió a casi un 60%, lejos de las preocupantes cifras del noroeste. En Lleida, la tasa de mortalidad es del 9,5 por mil habitantes, y la natalidad de 10 por mil. Nacen 44 niños por cada mil mujeres, frente a 29 en Ourense.

Con ese balance, es normal que el PIB per cápita en Lleida sea de 26.943 euros y en Ourense de 19.305, algo menos que en Salamanca y León, pero como en Zamora. También esa evolución tan diferente explica por qué en Ourense hay casi 56.000 viviendas vacías, como en León, y en Lleida no más de 37.165. Allí manda la inmigración, pero en el noroeste interior la emigración y el envejecimiento hacen estragos.

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