“El problema de españa es españa'

Es una frase hecha “la cristiandad murió”. ¿Es el momento de los grupos?
Ud. mismo lo ha dicho, es una frase hecha que se puede convertir en un tópico, como otros que infectan la inteligencia de muchos de nuestros contemporáneos y los envuelven en este momento de “pensamiento débil”.
La frase me recuerda aquella otra que ha tenido un eco especial en la intelectualidad europea: “Dios ha muerto” y ya ve cuál ha sido el resultado... Si por “cristiandad” se entiende esa cosmovisión de “lo eclesial” que lo inunda todo, entonces, sí, puede ser que el fenómeno de “cristiandad” vivida por nuestros padres y abuelos haya desaparecido; pero esto no es nada negativo, al contrario, puede servirnos para lograr un cristianismo más auténtico y personal, más comunitario y menos espectacular. No creo que sea correcto afirmar que “es el momento” de los grupos. La Iglesia no es una multinacional que se hace presente por medio de “grupos”. Los grupos, movimientos, asociaciones, son estructuras en las que los fieles que creen en el Crucificado-Resucitado se apoyan, encontrando en ellos la vitalidad de la Iglesia. Si no es así, todas estas estructuras no son fecundas humana y apostólicamente. En la Iglesia Católica se vive la “pluriformidad” de estilos, carismas, grupos y movimientos. Forma parte de su misma esencia: es “Una” y al mismo tiempo “Universal”. Conjugar esos dos binomios inseparables es la clave del éxito apostólico.

¿Cómo integrar en estructuras de otro momento a todos esos grupos que hoy están en la mente de todos?
Todo lo que nace y se desarrolla dentro del seno de la Católica – sí llamaba a la Iglesia alguno de los Padres de la Iglesia antigua– debe encontrar su cauce en esas estructuras en las que perdura, a lo largo del tiempo y del espacio, la misma Iglesia: Diócesis y parroquias. Manteniendo la unidad de fe, moral y costumbres cristianas, dentro del respeto a la pluriformidad de carismas; este es el secreto del éxito pastoral y eclesial. Si el obispo, en la Iglesia particular que preside, cierra el cauce a todo aquello que existe y vive en el seno de la Católica, está cercenando la vitalidad de esa Iglesia

Esos distintos grupos han sido el motor de las grandes concentraciones como las JMJ del pasado verano.¿Camina por ahí la nueva evangelización?
La nueva evangelización a la que nos invita el Papa es un fenómeno poliédrico: tiene muchas facetas. Las JMJ son un factor muy importante que nos puede ayudar en este empeño, pero no es el único. Creo que este gran proyecto en el que está comprometida la Iglesia Católica en lo que pudiéramos definir como “mundo occidental” debe ser más “capilar”; es decir, un buen profesional, con una conciencia bien formada, que pueda dar respuestas vivas acerca de su fe, es un factor esencial de evangelización. Cuantos más seamos los que nos metamos en esta dinámica, más efectiva será . ¿Se imagina la fuerza evangelizadora de una maestra o una profesora de Secundaria o de Bachillerato, que sea auténticamente cristiana? Ese es otro camino para la nueva evangelización que no debemos descuidar porque si sólo pensamos en los métodos extraordinarios, aquellos que realiza el papa, el obispo o el cura, la mayor parte de nuestros cristianos laicos creerán que este es un asunto de la “estructura”, de la jerarquía, ese pensamiento sería infecundo y estéril.

Ha dedicado gran parte de su vida sacerdotal al Seminario. ¿Será prioritario en su pastoral?
No le quepala menor duda que la pastoral vocacional y la atención a los sacerdotes y al Seminario será prioritaria. Hace algunos años escuché una definición del Seminario como “matriz del Presbiterio Diocesano”. Es una bella imagen. Necesitamos cuidar mucho estas instituciones, quizá hoy más que antes, porque la educación y formación integral de los niños y jóvenes ha experimentado un grave deterioro. Si esa matriz está enferma…¡no habrá vida! De igual modo acontece con el Seminario. Es necesario cuidarlo, mantenerlo vivo y ésta no sólo es tarea del obispo y de los formadores, sino de sacerdotes y laicos. Quien se desentienda de esta realidad, tarde o temprano se volverá estéril aunque se mueva mucho y vaya de un lugar para otro haciendo “cosas”. La pastoral vocacional es algo que debe brotar de todo corazón enamorado de su propia vocación. El termómetro más efectivo de nuestra vida sacerdotal está en la vibración apostólica que ponemos a la hora de rezar, buscar, descubrir y acompañar las vocaciones al ministerio ordenado.

¿Trae planes concretos?
Muchos, pero soy consciente de que serán tanto más efectivos en cuanto que mis colaboradores puedan participar e intervenir en ellos. Una Diócesis no es el obispo, porque éste no es un “directivo”, un “manager” extraordinario que lo hace todo. La Diócesis es una gran familia en la que al bispo le toca de ser el padre y, en toda familia que lo es de verdad, cada uno tiene sus cometidos y su responsabilidad, desde el más pequeño hasta los abuelos. En Ourense se ha trabajado mucho y bien, también en estos dos últimos años de “sede vacante”. Los sacerdotes han sido el alma que hicieron viva y operativa la misión de la Iglesia durante este tiempo y, fiándome en su ayuda, lo seguiremos haciendo.

Ser gallego para muchos ya es un punto positivo ¿usted lo ve así también?
He nacido en esta tierra, la quiero y creo que conozco a sus hombres y mujeres. Me sería más difícil ser obispo en otros lugares más distantes de esta geografía; sin embargo, no se olvide que un buen cristiano no debe tener fronteras en su corazón y un obispo debe ser un cristiano con alma “universal”. Por otra parte, cuando estudiaba en Roma me decían que ser gallego era como tener una “carrera” especial que le capacitaba a uno para muchas actividades, ¡es broma!, pero sí es cierto que el haber nacido en esta tierra es un gran regalo de Dios.

¿Un obispo debe ser también político? ¿Que opina de la política actual?
Un obispo debe ser un buen pastor. Ahora bien, en cuanto ciudadano debe preocuparse de que los asuntos que regulan la vida de la comunidad política busquen siempre el bien de las personas. Más que a la política, yo preferiría referirme a aquellos que se encuentran implicados en las nobles tareas de la gestión de los asuntos públicos, creo que es necesaria una especie de regeneración ética y moral, sobre todo si se tiene en cuenta la situación crítica de muchos conciudadanos.

¿Cuál es el problema de España: paro, corrupción, los políticos, los curas…?
Como decía aquel filósofo del siglo pasado, “el problema es España”. Es necesario que nuestras autoridades se preocupen de lograr una regeneración ética y moral, comenzando por el cuidado de la educación. Es absolutamente necesario lograr una desideologización de la educación para que se formen auténticos ciudadanos del mañana que sientan la ciudad como algo propio. El “unos contra otros”, dio siempre muy malos resultados; es necesario buscar y potenciar lo que nos une en esta “casa común” de la humanidad para ser constructivos y poder realizar proyectos de esperanza. Cuando en la sociedad las minorías, comportamientos religiosos y legítimas diferencias políticas se absolutizan y se convierten en armas arrojadizas, surge la corrupción, también la pésima de todas las corrupciones que llega a destruir al hombre. Todo aquello que va contra Dios o lo rechaza, termina volviéndose contra él. El problema de nuestro país somos nosotros porque muchas veces no lo sentimos como propio y buscamos sólo nuestros intereses, de ahí que la tarea educativa sea absolutamente necesaria para lograr el bien de nuestros hogares, pueblos, ciudades y, evidentemente, el bien de Galicia y de España.

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