Ramón Fernández compareció ante el juez y contextualizó los dos disparos en un forcejeo

El procesado por asesinar a la brasileña reconoce los hechos

Ramón Fernández, a su llegada al juzgado de Ribadavia. (Foto: MARTIÑO PINAL)
Ramón Fernández, vecino de Rioboó (Cenlle) y en prisión por la muerte de dos tiros, en febrero de 2009, de María do Socorro Silva, una joven brasileña que ejercía la prostitución, compareció nuevamente en el juzgado de Ribadavia para una prueba indagatoria. Ésta dio como resultado un nuevo cambio (el quinto) en la versión de los hechos por parte del imputado.
En esta ocasión , admitió ser autor de la muerte de la joven, aunque no en los términos que el juez establece en su auto de procesamiento. Contextualizó la muerte en un forcejeó, que dio pie a que se produjesen dos disparos. Previamente, habían discutido, según el detenido, por el precio de los servicios sexuales que la víctima le habría prestado, y porque ésta habría amenazado a Ramón con desvelar a su mujer que mantenía relaciones sexuales con otras mujeres.

A la pregunta de por qué en la primera fase de la instrucción implicó a un vecino en el crimen, dio a entender que lo culpaba por haberle regalado la escopeta con la que acabó disparando a la joven.
De las diligencias practicadas, el juez establece indiciariamente que el 15 de enero de 2009, María do Socorro puso un anuncio en una sección diaria de contactos, indicando como teléfono el número de una amiga. El 10 de febrero, Ramón Fernández Álvarez concertó una cita con la joven, que había llegado a España el 31 de diciembre de 2008, procedente de Brasil. Tras recogerla con su vehículo, la trasladó a su casa, en Rioboó (Cenlle). Después de mantener relaciones sexuales en una de las habitaciones, bajaron a la bodega para beber algo. Allí, según el auto procesamiento, se produjo una discusión por la cantidad que el hombre debía pagar a la joven por los servicios sexuales. En ese momento, Ramón Fernández cogió una escopeta de caza, para la cual no tenía licencia, y disparó una vez, a una distancia inferior a 1,5 metros, sobre María del Socorro Silva. Le provocó una herida en la región submamaria izquierda que, no obstante, no le causó la muerte, pero tumbó a la víctima en el suelo. A continuación, y a menor distancia que el primer disparo, descerrajó un segundo cartucho, esta vez en la nuca.

Una vez fallecida la víctima, la envolvió en unos plásticos e introdujo el cadáver y la escopeta en su coche, para arrojarlos posteriormente al río Avia, a su paso por la localidad de Pazos de Arenteiro. El 26 de febrero la Guardia Civil encontró el cuerpo de la joven brasileña a dos metros de profundidad, en el embalse de Cabanelas (Carballiño). Un día después, en el tramo de río situado en el punto kilométrico de la OU-0414, encontraron debajo del agua la escopeta, cargada con dos cartuchos.

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