A Tribuna

Proteger la arqueología industrial que nos queda

Los depósitos de Renfe, junto a la avenida de Marín (JOSÉ PAZ).
photo_camera Los depósitos de Renfe, junto a la avenida de Marín (JOSÉ PAZ).

El pasado día 7, una vecina del barrio de A Ponte pedía en La Región que se eliminaran los dos antiguos depósitos de agua que Renfe utilizaba para surtir del líquido elemento a sus locomotoras y que siguen en pie. Apoyaba su petición en el hecho de que ya no se utilizaban y le parecía un atraso conservarlos en pleno siglo XXI. Yo me atrevo a pedir justo lo contrario. Se trata de conservar lo que se considera arqueología industrial, de la que nos hemos cargado gran parte. Y quiero recordar que fue gracias al tesón y la insistencia de los vecinos del Polvorín que conservamos la hermosa chimenea de La Molinera.

Le informo a la vecina de A Ponte que depósitos como los que propone derribar se conservan en lo que fue el Canal de Isabel II de Madrid y que, depósitos de agua de madera de los primeros años del siglo XX, situados en los tejados de Nueva York, han sido declarados intocables a pesar de estar en desuso. Hay muchos más ejemplos por el mundo, a pesar del afán de destrucción y la ignorancia de algunos. Esos depósitos de agua de Renfe forman parte de la historia del barrio pontino, que se desarrolló precisamente alrededor de ellos. Posiblemente muchos descendientes de ferroviarios los sientan como algo propio y disfruten con su visión. Por eso sugiero, no solo no demolerlos sino conservarlos, adecentarlos y darles el valor que se representan y que el barrio se merece.

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