Variante Exterior: seis meses en obras y cumpliendo plazos

Las obras en la variante exterior cumplen sus primeros seis meses de actividad con un ritmo de trabajo que no se ha visto reducido ni por las extremas condiciones climáticas que vivimos en este mes de agosto. En el primero de los subtramos, el más largo y complejo, el foco de atención se está desarrollando en el túnel de Rante, de 3,4 kilómetros. Representa casi dos terceras partes de los 5,6 kilómetros que tiene de longitud este fragmento de la variante. La unión temporal de empresas formada por Construcciones Sando y Rover Infraestructuras, que adoptaron la denominación jurídica de UTE Rante, tiene en marcha la perforación del túnel desde ambas bocas. La que mira al Este, en el término municipal de Taboadela fue iniciada en junio y la boca Oeste, en el término municipal de San Cibrao das Viñas pero mirando hacia Seixalbo, al mes siguiente. El túnel se está ejecutando de acuerdo con el Nuevo Método Austríaco, que consiste en comenzar por la perforación en la mitad superior del túnel, conocida como fase de avance, y luego hacerlo en la base una vez asegurada la bóveda, lo que se conoce como destroza. El material que se extrae del túnel es posteriormente depositado en un almacén provisional, situado muy cerca del cambiador de ancho en Taboadela. A él se ven llegar constantemente, camiones cargados de tierra y roca que se va acumulando sobre una parcela cuya superficie es de más de dos hectáreas, en las que una pala se encarga de acomodar el material descargado por los camiones para evitar problemas cuando lleguen las lluvias. El ataque al túnel se realiza desde tres puntos. Además de ambas bocas, la constructora perfora por un punto intermedio que luego será empleado como una de las galerías de evacuación. Es un túnel de un solo tubo, para vía doble, con un diseño que permitirá que los trenes circulen por él a más de doscientos kilómetros por hora. El segundo subtramo, empieza a la salida de la boca Oeste del túnel de Rante con un viaducto que salva el valle del río Barbaña y la carretera N525, cuya longitud es de algo más de 350 metros. En esta infraestructura no han comenzado las obras todavía, pero sí al final del mismo, justo sobre el túnel de Áspera, de la vieja vía de Zamora. Los equipos de la empresa Rover Infraestructuras, a la que le han sido encomendados los algo más de 2,2 kilómetros de este fragmento de la variante, ya están trabajando en el desmonte sobre el túnel para alinear la plataforma a la cota a la que llega el viaducto. A partir de ese punto, también se están realizando trabajos de explanación, construcción de pilares, etcétera en la recta hasta el punto conocido como Conexión Seixalbo, en el que la variante se encuentra con la vía de ancho mixto por la que circulan actualmente los trenes AVE y Alvia a Madrid, tras un pequeño recorrido en paralelo. La previsión es que estos primeros 7,8 kilómetros de la variante estén terminados, en lo que a plataforma se refiere, en las primeras semanas de 2025. El ritmo con el que se desarrollan las obras desde que comenzaron, el pasado mes de febrero, apunta a que se van a cumplir los plazos, si no se producen sorpresas, por ejemplo, en el curso de la perforación del túnel. Otra cosa es la continuidad de la variante, ya que están todavía sin tramitar casi diez kilómetros. Desde el subtramo conexión Seixalbo-Seixalbo hasta la estación de Ourense, sin duda los de mayor complejidad y presupuesto, ya que representan casi el 70 por ciento de los 475 millones de euros de la variante exterior en su totalidad. La ejecución de los túneles suele ser la parte más compleja en una infraestructura ferroviaria. No solo por lo que representa tener que perforar a golpe de pala y explosivos, que es el sistema empleado en la mayoría de los que se han realizado en la línea gallega de alta velocidad. También la gestión y tratamiento de los residuos derivados de esa perforación. Del túnel de Rante van a salir durante su construcción más de 300.000 metros cúbicos de material. Tierra y rocas a los que Adif ha tenido que buscar acomodo en una finca cercana al cambiador de Taboadela. Unas veces se trata de depósitos provisionales, otras, ya son definitivos y como sucedió con los grandes túneles bitubo del Macizo Central Ourensano, acaban incluso modificando el relieve de su entorno.