INFRAESTRUCTURAS

El vial del Polígono a la A-52 frustrará el camping de San Cibrao

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photo_camera Una grúa y palets de piedra, en el solar del futuro camping de San Cibrao, ahora paralizado.

El promotor, que tiene licencia, afirma que perderá 400.000 euros 

Veinte puestos de trabajo, más de 80 contratos firmados y 400.000 euros de inversión perdidos. Éste es el balance que hace Carlos Outeiriño, miembro del cuerpo de bomberos de Ourense y promotor del camping en San Cibrao das Viñas, tras notificarle la Xunta que el trazado del enlace entre la A-52 con la N-525 atravesaría su finca, de 22.000 metros cuadrados. El proyecto está localizado en la N-525, en el límite entre los concellos de Taboadela y San Cibrao.

Dice que su pesadilla empezó el pasado 22 de diciembre, fecha en la que recibió el aviso. Desde entonces, todo está en manos de su abogado de confianza. Las obras del camping empezaron en julio, aunque contaba con la licencia de obra desde el año 2013. Afirma estar "indignado" con la situación "porque no entiendo como no se dieron cuenta antes de que el vial pasaría por mi negocio", explicó. En este sentido, destaca que su proyecto pasó por la Xunta, Turismo, Fomento y Medio Ambiente "por lo que cuento en mi poder con todas las concesiones legales", dijo.

De esta forma, su sueño, el de crear un negocio puntero en la provincia, se desvanece pero no solo eso. "En 2014 registré O Penedo, una empresa para gestionar los actos que se desarrollarían en las instalaciones del camping". Entre ellos, cenas de empresa, reuniones de visitadores médicos, desfiles de moda, despedidas de soltero, así como bautizos y comuniones. Su objetivo era el de poner en marcha un negocio puntero en la provincia tras realizar un análisis de mercado que garantizaba su viabilidad económica. En este sentido, Carlos Outeiriño destacó que los bancos a los que se ha dirigido para obtener financiación le comunicaron que la suya "era la mayor inversión de negocio del año 2015 en la provincia".

Además, quiso subrayar su esfuerzo para reunir 22.000 metros cuadrados "ya que no es fácil juntar esta superficie teniendo en cuenta que los terrenos eran de 300 metros y con el añadido de estar a cuatro kilómetros de la ciudad", explicó. Las obras, ahora paralizadas, se encuentran en el destierro. Una grúa, una pavimentación de hormigón y palés de piedra así como diferentes materiales de construcción se dejan ver en la finca, a la espera de una solución lo antes posible.

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