Vieja polémica sobre si eran mejores las verbenas del Puente o las del Posío

Dos reinas de las Fiestas de El Puente.
photo_camera Dos reinas de las Fiestas de El Puente.

En aquellos lejanos días de mi estancia en la radio en Ourense (1968-1972), en Radio Popular, ahora COPE, era frecuente que, cuando se abrían las ondas a los oyentes propusiéramos un tema de interés ciudadano a debate y libre manifestación, al tiempo que recogíamos las propias sugerencias de los ciudadanos sobre los temas a tratar

Y eran de lo más variado. En una ocasión, uno de los radioescuchas nos propuso que hiciéramos una consulta sobre qué verbenas eran mejores y más populares, a saber, las del Posío o las de las fiestas de El Puente. Aceptamos, porque el tema era simpático y daba juego. ¡Pero se armó la marimorena! En mi vida he visto yo debate más encendido y divertido, dentro de un orden, claro. Ganó por goleada que las mejores verbenas eran las pontinas. Y el argumento más repetido fue que las verbenas del barrio de la estación eran gratuitas y que en las del Posío había que pagar, pero recuerdo a una señora que argumentó que no se podían comparar las fiestas de la ciudad “que eran de otra categoría” con las de un barrio. Puente Canedo entero respondió en masa que ellos fueran también independientes y luego absorbidos por Ouerense, a cuyo crecimiento habían aportado el dinamismo del primer centro ferroviario de Galicia.

El debate derivó en críticas a la comisión de fiestas de la ciudad por poner canon a las verbenas del Posío. En medio del debate, habló un miembro de la citada comisión, insistiendo en que no cabía comparar ambas cosas. Y explicó que las verbenas eran solamente un capítulo más del capítulo de las fiestas y que el Ayuntamiento disponía de recursos contados, de modo que era imprescindible cobrar los bailes para poder mantenerlos porque traer a buenas orquestas salía caro. Y los del Puente replicaron que ellos traían a las mismas orquestas y que lo hacían con menos recursos. Luego recordaban que el origen de aquellas verbenas populares estaba en la iniciativa de la sociedad “La Troya”, de feliz memoria y sentido popular, que representaba a todo el barrio. También aquí se elegía a la reina de las fiestas y tuve el honor de ser el presentador de una de aquellas ediciones en el escenario que se montaba en la explanada de la estación.

Recuerdo el enorme bullicio de todo el barrio de El Puente en aquellas fiestas de Santiago y que todo Ourense, del otro lado del río lo cruzaba para asistir a las celebraciones de la ribera de enfrente. En aquel debate sobre por qué se cobraba en las verbenas de El Posío y no en las de El Puente, un curioso argumento es que se sabía que muchos ourensanos se colaban, bien saltando arriesgadamente la verja o mediante trucos muy curiosos. Los resguardos para impedirlo no servían para gran cosa. Repetidamente, dos amigos avispados entraban sin problemas de este modo: Era un tiempo en que se solían dejar en la calle, sujetas o no con unas cadenas, las escaleras de la Telefónica. Estos dos audaces chavales se hacían con una de aquellas escaleras y cargada a sus hombros se presentaban a la puerta del Posío, indicando que venían a reparar unas luces o un cableado de cualquier cosa. Y sin el menor obstáculo los dejaban pasar. Nunca supe si al final devolvían la útil escalera a su lugar, pero deberían de hacerlo, porque me consta que este truco lo usaron durante años.

Alejado de Ourense desde hace medio siglo, no sé en estos momentos cómo son las fiestas de la ciudad, ni las del Puente, porque nunca me ha coincidido estar aquí en esas ocasiones. Pero, por lo que me cuentan, las cosas han ido a menos. Quisiera pensar que no. Quizá sea porque idealizamos el pasado en que éramos sencillamente felices y que en la rutina de la vida cotidiana aquellas verbenas, ya fueran de pago o de gratis, siguen sonando en nuestro ánimo y forman parte del espacio vital de tantos ourensanos y ourensanas que al ritmo de los Satélites o los Tamara encontraron el amor. Para los transterrados como yo, estos días evocan tiempos juveniles y felices, dados a la nostalgia de aquellas noches de verano. Y, por cierto, dado que yo vivía en el número 1 de la Avenida de las Caldas, pegado materialmente al Puente, yo también creo que eran mejores las verbenas de este lado del río. Y es que me quedaban, además, muy cerca de casa. Por cierto, y me dirijo a los lectores que vean este comentario: ¿Qué piensan ustedes de aquel debate y qué verbenas les parecen mejores?

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