Más que votos a los candidatos. De todo se vio ayer en el recuento del voto emigrante. Entre las papaletes al Congreso y al Senado se colaron sobres para las elecciones andaluzas, algún certificado de defunción (no del votante, sino del cónyuge), una carta pidiendo ayuda para encontrar a un familiar y notas con cambio de dirección.
Sin presiones porque en esta ocasión los votos de la emigración no se tornaban en decisivos ni iban a modificar el panorama político que dejó en urna el 9-M, pero a contra reloj y con muchas dosis de paciencia. A las ocho de la mañana de ayer, la Junta Electoral provincial dio comienzo al recuento de los votos emitidos desde el exterior, que transformó la habitual sala de juicios de la Audiencia en sede de una frenética actividad en la que decenas de personas (de la Junta Electoral y de las partidos políticos) desarrollaban su labor entre millones de sobres y pilas de urnas.
El recuento se prolongó hasta bien entrada la noche y de forma ininterrumpida, alternándose los presentes las horas para tomar un café y acudir a comer. Así las cosas, a las tres de la tarde y antes de lo inicialmente previsto, se acabó la apertura de las milles de cartas recibidas del exterior y todos los sobres con las papeletas para el Congreso y el Senado estaban ya en sus respectivas urnas. Fueron 23.435 sobres. No estaban todos las que eran, pues muchas atravesaron países para aterrizar en Ourense pero no acabaron en las urnas por defectos de forma.
Claro que entre papeletas de unos y otros, las curiosidades no faltaron. Alguna de las cartas incluía en su interior algo más que los votos a las Cortes españolas. Hubo quien aprovechó la ocasión para enviar una carta pidiendo ayuda para encontrar a un familiar, otra que dejó constancia del fallecimiento de su marido remitiendo el certificado de defunción, también había algún post-it para alertar de un cambio de dirección del remitente y más de un sobre para las elecciones de Andalucía (que también fueron el 9-M).
El recuento se prolongó hasta bien entrada la noche y de forma ininterrumpida, alternándose los presentes las horas para tomar un café y acudir a comer. Así las cosas, a las tres de la tarde y antes de lo inicialmente previsto, se acabó la apertura de las milles de cartas recibidas del exterior y todos los sobres con las papeletas para el Congreso y el Senado estaban ya en sus respectivas urnas. Fueron 23.435 sobres. No estaban todos las que eran, pues muchas atravesaron países para aterrizar en Ourense pero no acabaron en las urnas por defectos de forma.
Claro que entre papeletas de unos y otros, las curiosidades no faltaron. Alguna de las cartas incluía en su interior algo más que los votos a las Cortes españolas. Hubo quien aprovechó la ocasión para enviar una carta pidiendo ayuda para encontrar a un familiar, otra que dejó constancia del fallecimiento de su marido remitiendo el certificado de defunción, también había algún post-it para alertar de un cambio de dirección del remitente y más de un sobre para las elecciones de Andalucía (que también fueron el 9-M).
