Los flavonoides comprenden el grupo más común de compuestos polifenólicos en la dieta humana y se encuentran generalmente en muchas plantas. Las principales fuentes dietéticas de flavonoides incluyen frutas, verduras, cereales, té, vino y zumos de frutas.
Una revisión del grupo de nutrición molecular de la Universidad de Reading (Reino Unido), destacó el impacto de los flavonoides sobre el aprendizaje, la memoria y el rendimiento neuro-cognitivo. En particular, indagó sobre los mecanismos probables a través de los cuales se suceden dichas acciones en el cerebro.
La potenciación a largo plazo se considera uno de esos mecanismos principales responsables de la adquisición, consolidación y almacenamiento de la memoria en el cerebro.
Varios de los ensayos dietéticos analizados realizados con alimentos y bebidas a base de uva, té, cacao y arándano, demostraron efectos beneficiosos sobre la función vascular y el desempeño mental. Los investigadores acotaron que si bien los alimentos y bebidas utilizados eran muy diferentes en la composición química y en el contenido de energía y nutrientes, su aporte de flavonoides a la dieta es muy similar.
La evidencia encontrada en esta revisión sugiere que los flavonoides son capaces de mejorar tanto la memoria como el aprendizaje, a través de su capacidad de proteger las neuronas vulnerables, de mejorar su función y estimular la regeneración neuronal. Asimismo, que los flavonoides ejercen efectos sobre la potenciación a largo plazo y, en consecuencia, la memoria y el rendimiento cognitivo. Además, apoya los efectos positivos de los extractos de ginkgo biloba (ricos en flavonoides), en particular, con las demencias relacionadas con la edad y la enfermedad de Alzheimer.
El estudio recoge también otras formas en las que los flavonoides de la dieta pueden ejercer efectos positivos en el sistema nervioso central. Por ejemplo, pueden proteger las neuronas contra la lesión inducida por estrés oxidativo, aliviar la neuro-inflamación y promover la disposición natural del cerebro a responder dinámicamente a los estímulos. Como la evidencia sitúa a los flavonoides dentro del cerebro, estos fitoquímicos pueden considerarse como potenciales agentes neuro-protectores. Parece muy probable que tales propiedades estén influidas por interactuar en las rutas de señalización más que a través de su papel como antioxidantes clásicos.
REF: Jeremy Spencer y col. Alimento para el pensamiento. Proc Nutr Soc. 2008; 67 (2): 238-52. Doi: 10.1017 / S0029665108007088.
