Dietética con cereales de grano entero

El objetivo de la Agencia Global es que estos alimentos aporten hasta el 32% del total de energía de una dieta 

Un cambio hacia una dieta saludable propuesto por la Agenda Global para alcanzar Sistemas Alimentarios Saludables y Sostenibles es aumentar el consumo de los Cereales de Grano Entero (CGE) hasta 32% del aporte del total de energía de una dieta de 2500 calorías. A fin de cumplir esta meta, hay que superar los retos que representa producir suficientes Cereales de Grano Entero para garantizar su disponibilidad, educar y motivar a los consumidores a incorporar estos alimentos en sus comidas. 

La industria de alimentos juega un papel indispensable en el desarrollo de los CGE y, por ende, parte importante en alcanzar la meta de 32% de energía proveniente de este grupo de alimentos. Si bien, la diversificación de los cultivos es una meta del desarrollo sostenible, la prioridad ha de ser la investigación de los CGE, usualmente consumidos en las diversas regiones y sus efectos sobre la población, ya que cambios conductuales en los hábitos alimentarios a corto plazo, son difíciles de alcanzar.

Los objetivos de este trabajo se enfocaron en revisar el diseño, desarrollo y evaluación de los ensayos de intervención sobre el efecto del consumo de CGE en la salud y proponer estudios con diseños de elevada calidad científica.

Se revisaron las intervenciones seleccionadas llevados a cabo desde 2014, encontrándose que los CGE como trigo, arroz, avena y centeno eran los más estudiados, con una cantidad de consumo oscilatorio entre 50 y 485 gramos/día y con una duración de consumo  de entre 4 y 6 semanas. 

La evidencia sobre los efectos del consumo de los cereales de grano entero (CGE) señaló una relación entre un mayor consumo de éstos y el menor riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) y diabetes mellitus tipo 2 (DMT2), aunque no fue concluyente en relación con obesidad, cáncer y enfermedades cerebrovasculares.

Los estudios analizados reflejaron heterogeneidad en el diseño e implementación del ensayo clínico, y en tipo y cantidad de CGE, entre otros aspectos metodológicos. 
Debido a que la baja ingesta de CGE representa el segundo factor de riesgo dietético asociado a 3 millones de muertes a nivel mundial, se requiere más contundencia en los resultados a fin de establecer guías de consumo y políticas.

Es imprescindible que los diseños de los estudios incluyan tamaños de muestra adecuados, métodos estandarizados con medición de los CGE y marcadores bioquímicos, para lograr una evidencia más robusta del potencial efecto de los CGE sobre la salud, que pudiesen contribuir con el desarrollo de políticas y programas de prevención y control.

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