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Consejo | Mermelada saludable

La propuesta es utilizar el mínimo azúcar posible

Para realizar una mermelada saludable debemos intentar partir de un producto de temporada y en su punto óptimo de maduración. Si tenemos unas fresas, melocotones, cerezas o uvas de temporada y bien maduras, su cantidad en azúcares propios nos hará partir con ventaja. 

El problema principal de las mermeladas es la ingente cantidad de azúcar refinado o no, que se utiliza en su elaboración. Así como para hacer membrillo se suele utilizar tanto por tanto (tpt), o sea, kilo de fruta por kilo de azúcar, en una mermelada de frutas se suelen trabajar al 60%-70% (por cada kilo de fruta, 600-700 gramos de azúcar). De una forma o de otra son ingentes cantidades de azúcar en una elaboración. 

La propuesta es utilizar el mínimo azúcar posible, en torno al 10%-20%, y añadir ingredientes que hagan que nuestra mermelada tenga textura. 

Las opciones pasan por añadir un ingrediente gelatinizante como las semillas de chía, o por ejemplo, utilizar las pieles de las manzanas ácidas, las cuales tienen una gran cantidad de pectina (espesante natural), para hervirlas en agua y así extraerla para poder introducirla en el cocinado de la mermelada a realizar. 

El único problema es que la mermelada, si no lleva tanto azúcar, es mucho más perecedera. Pero como tenemos la opción de cocinar los tarros de cristal al baño María, vamos a asegurar un mayor tiempo de caducidad y así disfrutar de algo que aunque no lo parezca, puede ser saludable.

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