Unos 60 menores españoles que cumplen condenas por delitos han realizado el Camino de Santiago como método innovador de reinserción social de jóvenes internados en centros de menores, gracias a la actividad de la Asociación Guillermo de Arnotegui, que puso en marcha esta iniciativa en España.
Así lo explicó Ramón Suárez Trigo, responsable de la asociación, que participó en la exposición de este programa dentro de la jornada de lucha contra la pobreza y la exclusión social que se celebró hoy en la localidad italiana de Asís, en el marco del encuentro de ciudades hermanadas 'Santiago une Europa'.
Según explicó Suárez Trigo, la conmutación de la pena a menores a través de la realización del Camino de Santiago es un elemento del que existe más tradición en países como Bélgica, donde el marco legal incluye esta posibilidad. De hecho, los jóvenes belgas reclusos realizan este tipo de justicia restaurativa con una peregrinación de tres meses hasta Compostela.
La asociación Guillermo de Arnotegui fue fundada hace dos años y medio con la finalidad de impulsar el empleo de las rutas jacobeas como vía de reeducación y reintegración. Sin embargo, como en España no existe la posibilidad legal de sustituir o rebajar la pena impuesta por cometer un delito a cambio de hacer el Camino de Santiago, estas actividades forman parte en la actualidad de las programadas por los centros de menores.
Ahora está en pujanza la mediación y el marco de menores incluye la posibilidad de no llegar a la judicialización si el infractor restaura el daño y realiza alguna medida ejemplar o punitiva, indicó Suárez Trigo, que consideró la reclusión como la última medida y apostó por la realización del Camino de Santiago como una medida más.
EXPERIENCIA
Aunque ha habido experiencias con adultos, la asociación se ha centrado en la reeducación de menores reclusos en centros específicos. En concreto, en los últimos dos años y medio seis grupos han realizado esta peregrinación por distintos caminos a Santiago y está previsto que otros dos grupos hagan lo propio en abril de este año. Los jóvenes participantes caminan durante 10 días acompañados de cuatro monitores y un guía de la asociación.
Sobre el resultado, Suárez Trigo indicó que los mismos monitores se sorprendieron de los resultados, ya que en la primera experiencia estaban un poco asustados y después vieron que era positivo. Por su parte, la actividad despierta inquietudes en los jóvenes, tanto por el Camino en sí mismo, como por la educación que reciben. Los jóvenes que participan son de perfil bajo, suelen tener bajo nivel educativo, y se prestan mucho a la educación cultural, no todo va a ser caminar, sentenció.
Según explicó Suárez Trigo, la conmutación de la pena a menores a través de la realización del Camino de Santiago es un elemento del que existe más tradición en países como Bélgica, donde el marco legal incluye esta posibilidad. De hecho, los jóvenes belgas reclusos realizan este tipo de justicia restaurativa con una peregrinación de tres meses hasta Compostela.
La asociación Guillermo de Arnotegui fue fundada hace dos años y medio con la finalidad de impulsar el empleo de las rutas jacobeas como vía de reeducación y reintegración. Sin embargo, como en España no existe la posibilidad legal de sustituir o rebajar la pena impuesta por cometer un delito a cambio de hacer el Camino de Santiago, estas actividades forman parte en la actualidad de las programadas por los centros de menores.
Ahora está en pujanza la mediación y el marco de menores incluye la posibilidad de no llegar a la judicialización si el infractor restaura el daño y realiza alguna medida ejemplar o punitiva, indicó Suárez Trigo, que consideró la reclusión como la última medida y apostó por la realización del Camino de Santiago como una medida más.
EXPERIENCIA
Aunque ha habido experiencias con adultos, la asociación se ha centrado en la reeducación de menores reclusos en centros específicos. En concreto, en los últimos dos años y medio seis grupos han realizado esta peregrinación por distintos caminos a Santiago y está previsto que otros dos grupos hagan lo propio en abril de este año. Los jóvenes participantes caminan durante 10 días acompañados de cuatro monitores y un guía de la asociación.
Sobre el resultado, Suárez Trigo indicó que los mismos monitores se sorprendieron de los resultados, ya que en la primera experiencia estaban un poco asustados y después vieron que era positivo. Por su parte, la actividad despierta inquietudes en los jóvenes, tanto por el Camino en sí mismo, como por la educación que reciben. Los jóvenes que participan son de perfil bajo, suelen tener bajo nivel educativo, y se prestan mucho a la educación cultural, no todo va a ser caminar, sentenció.