La firma de joyas Bulgari celebra hoy el 125 aniversario de su fundación con la retrospectiva Entre la Historia y la Eternidad: 1884-2009 que sigue la evolución del diseño de joyas de la firma desde su primera tienda, abierta en la Via Sistina de Roma en 1884, hasta nuestros días.
La exposición, primera en su género, se celebra en el Palacio de Exposiciones de Roma con grandes medidas de seguridad para acoger cien obras maestras de joyería, relojes y objetos de arte como los que han lucido desde el Conde Ciano, yerno de Mussolini, a la actriz Meryl Streep en la película El Diablo Viste de Prada.
Una parte de las obras expuestas viene de la Bulgari Vintage Collection, una extraordinaria colección histórica conservada en los archivos de la compañía y otra de colecciones privadas.
La muestra está articulada en ocho secciones, organizadas cronológicamente, y empieza con una colección de trabajos en plata de fines del XIX del fundador de la saga: el platero griego Sotirio Bulgari que se trasladó a Roma en busca de fortuna.
Le sigue la sección dedicada a las creaciones de los años 20 y 30, inspirada en el Art-Decó, que demuestra el gran éxito de la compañía a cargo de los hijos de Sotirio, Constantino y Giorgio.
La siguiente está dedicada a las obras de los años 40 y 50, un periodo en que Bulgari estuvo muy influida por la escuela francesa, y en que no había americano millonario que pasara por el número 10 de Via Condotti y no comprara sin siquiera preguntar el precio.
Henry Ford III, Nelson Rockefeller o Barbara Hutton fueron algunos de sus clientes, además de actores como Gary Cooper, Marlene Dietrich o Clark Gable.
De 1945 es el anillo Trombino de rubíes y diamantes que solía adornar el índice de Anna Magnani o los pendientes en oro blanco y rubíes de 1955 que fueron lucidos por la actriz Juliette Binoche en el Festival de Cannes de 2007.
La sala de 1960 muestra joyas de la década que marcó la definición de Bulgari cuando aparecen sus formas estilizadas, volúmenes suaves y combinaciones cromáticas sin precedentes que darán el estilo inolvidable a la marca.
Son los años de Ava Gardner, Grace de Mónaco, Audrey Hepburn y cuando el director Eddie Fischer dijo de su mujer Liz Taylor: La única palabra que sabe decir en italiano es Bulgari.
Años de joyas y escándalos cuando Liz Taylor interpreta a una Cleopatra con un brazalete en forma de serpiente y vive una tempestuosa historia de amor con Richard Burton, quien le regala por su 40 cumpleaños un collar de diamantes con un zafiro birmano de corte cabochon de 50 quilates.
Precisamente por el encaprichamiento por la casa de la actriz de La gata sobre el tejado de zinc, la exposición ha reservado una sala para su colección personal, donde destaca un broche con una esmeralda central de 18 quilates con la que Burton selló su amor por Taylor en 1962.
Las siguientes galerías son las de los años 70, década muy influida por el Pop Art; de los innovadores años 80, en la que Andy Warhol dijo de Bulgari que era la mejor galería de arte contemporáneo y el símbolo de esa década; y la de los 90, en la que Madonna lució un despampanante broche floreado en el musical Evita.
La última sala muestra las mejores creaciones del nuevo milenio, entre las que destaca un suntuoso collar de diamantes por un valor de más de 20 millones de euros (unos 27 millones de dólares).
Entre las galerías destacan secciones dedicadas a momentos de la evolución de Bulgari como joyas con antiguas monedas en lugar de piedras, otras con el motivo de la histórica serpiente que la marca ha interpretado durante años, y el logo del Bulgari inspirado en la epigrafía romana antigua y transformado en un elemento decorativo.
Hay una sección entera dedicada a los años de la Dolce Vita con retratos y divas con su joyas como Anna Magnani, Gina Lollobrigida y Monica Vitti en los años en que Luchino Visconti regalaba un amuleto con forma de falo alado a Helmut Berger o en los que la ex emperatriz de Persia, Soraya, usaba esmeraldas del mismo color verde que el de sus ojos.
Una parte de las obras expuestas viene de la Bulgari Vintage Collection, una extraordinaria colección histórica conservada en los archivos de la compañía y otra de colecciones privadas.
La muestra está articulada en ocho secciones, organizadas cronológicamente, y empieza con una colección de trabajos en plata de fines del XIX del fundador de la saga: el platero griego Sotirio Bulgari que se trasladó a Roma en busca de fortuna.
Le sigue la sección dedicada a las creaciones de los años 20 y 30, inspirada en el Art-Decó, que demuestra el gran éxito de la compañía a cargo de los hijos de Sotirio, Constantino y Giorgio.
La siguiente está dedicada a las obras de los años 40 y 50, un periodo en que Bulgari estuvo muy influida por la escuela francesa, y en que no había americano millonario que pasara por el número 10 de Via Condotti y no comprara sin siquiera preguntar el precio.
Henry Ford III, Nelson Rockefeller o Barbara Hutton fueron algunos de sus clientes, además de actores como Gary Cooper, Marlene Dietrich o Clark Gable.
De 1945 es el anillo Trombino de rubíes y diamantes que solía adornar el índice de Anna Magnani o los pendientes en oro blanco y rubíes de 1955 que fueron lucidos por la actriz Juliette Binoche en el Festival de Cannes de 2007.
La sala de 1960 muestra joyas de la década que marcó la definición de Bulgari cuando aparecen sus formas estilizadas, volúmenes suaves y combinaciones cromáticas sin precedentes que darán el estilo inolvidable a la marca.
Son los años de Ava Gardner, Grace de Mónaco, Audrey Hepburn y cuando el director Eddie Fischer dijo de su mujer Liz Taylor: La única palabra que sabe decir en italiano es Bulgari.
Años de joyas y escándalos cuando Liz Taylor interpreta a una Cleopatra con un brazalete en forma de serpiente y vive una tempestuosa historia de amor con Richard Burton, quien le regala por su 40 cumpleaños un collar de diamantes con un zafiro birmano de corte cabochon de 50 quilates.
Precisamente por el encaprichamiento por la casa de la actriz de La gata sobre el tejado de zinc, la exposición ha reservado una sala para su colección personal, donde destaca un broche con una esmeralda central de 18 quilates con la que Burton selló su amor por Taylor en 1962.
Las siguientes galerías son las de los años 70, década muy influida por el Pop Art; de los innovadores años 80, en la que Andy Warhol dijo de Bulgari que era la mejor galería de arte contemporáneo y el símbolo de esa década; y la de los 90, en la que Madonna lució un despampanante broche floreado en el musical Evita.
La última sala muestra las mejores creaciones del nuevo milenio, entre las que destaca un suntuoso collar de diamantes por un valor de más de 20 millones de euros (unos 27 millones de dólares).
Entre las galerías destacan secciones dedicadas a momentos de la evolución de Bulgari como joyas con antiguas monedas en lugar de piedras, otras con el motivo de la histórica serpiente que la marca ha interpretado durante años, y el logo del Bulgari inspirado en la epigrafía romana antigua y transformado en un elemento decorativo.
Hay una sección entera dedicada a los años de la Dolce Vita con retratos y divas con su joyas como Anna Magnani, Gina Lollobrigida y Monica Vitti en los años en que Luchino Visconti regalaba un amuleto con forma de falo alado a Helmut Berger o en los que la ex emperatriz de Persia, Soraya, usaba esmeraldas del mismo color verde que el de sus ojos.
