En busca del ‘hombre justo'

Un peregrino reza en San Pedro.
La belleza de la ceremonia 'Pro Eligendo Pontifice' en la que los purpurados recorrieron en procesión el pasillo hasta el altar de la Basílica, quedó resaltada por los ropajes, la música sacra, la iluminación y la luz natural que entraba por las vidrieras creando un ambiente de recogimiento y solemnidad.
Además del cuerpo diplomático con representación en el Vaticano, fieles de todas las nacionalidades ocuparon el inmenso templo, de 187 metros de longitud y con aforo para 60.000 personas, para seguir la misa votiva oficiada por el decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano. 'Entre éstos, está el futuro papa', dijo un español que seguía el rosario que precedió a la misa.
Ya en el exterior, la fachada y el pórtico diseñado por Maderno lucían distintos a lo habitual al haber engalanado con una tela de terciopelo granate el balcón principal desde donde el futuro pontífice que resulte elegido tras el cónclave que daba comienzo ayer se dirigirá por primera vez al mundo.
Las gentes que se acercaban a la plaza de San Pedro presurosas porque las nubes amenazaban con descargar, señalaban el balcón engalanado y los dos metros de tubería de acero que sobresalen del tejado de la capilla Sixtina por donde saldrán las 'fumatas'.
Los que portaban cámaras de fotos inmortalizaban la chimenea de cobre por la que ya ayer salía la primera de las 'fumatas', negra, para anunciar al mundo que los 115 purpurados que participan en la elección del sucesor del ya papa emérito Benedicto XVI no habán alcanzado aún ningún acuerdo.
Entre los que seguían la misa por las pantallas de televisión dispuestas en la plaza se encontraba Aldo R., diácono de Bari, quien apostaba fuerte como próximo papa por Sean O'Malley, el cardenal capuchino de Boston. 'Proviene de San Francisco, un santo que era pura simplicidad, y así se uniría al apostolado de Juan Pablo II e iniciará una evangelización como en los orígenes de la Iglesia'.
Para el nigeriano padre Clemente Oleko, de 43 años, es mejor sin embargo un papa de unos 70 años. Agregó que también es importante la experiencia, una preclara labor de apostolado y una elevada talla intelectual. 'El cardenal Scola (arzobispo de Milán), para mi sería perfecto -dijo-, claro que ha sido rector de la Lateranense, donde yo he estudiado'. Para Oleko, la elección de un papa estadounidense no sería una buena opción porque 'a nivel político su mensaje no sería bien recibido en el resto del mundo católico'.
Un corro de italianos comentaban, mirando la chimenea de la capilla Sixtina, la duración del cónclave. 'Poco', decía una señora, 'tiene que durar poco, porque ya han tenido tiempo los cardenales de conocerse en todas estas reuniones de estos días'. 'Estoy de acuerdo', respondía otro miembro del grupo, 'además, si esto se alarga va a dar la sensación de que están divididos'.
Renatta Bagliani, de 63 años explicó por su parte que este cónclave no le parece fácil porque 'no veo una cabeza visible como en el anterior en el que sobresalían Ratzinger o el cardenal Martini', grandes intelectuales, pastores y muy buenos conocedores de la Curia.
El papa que salga elegido en el segundo de los cónclaves del siglo XXI tendrá grandes retos ante sí, tendrá que acabar con las divisiones de la Curia y de la Iglesia que Ratzinger ya denunció, y la misión de hacer ver la importancia de que se vuelva a creer en Dios en la propia Europa para después evangelizar toda la Tierra, señalaba también Renata Bagliani. 'Hay que llenar las iglesias que al menos, en Roma, han quedado convertidas en meros museos. La esperanza está ahí', dijo dirigiéndose a la estatuta de San Pedro.

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