A partir de los 75 años se deben tener unas precauciones especiales en cuanto al frío, porque favorece que los problemas de salud de las personas mayores se agraven o que, incluso, aparezcan nuevas patologías.
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) presentó una serie de recomendaciones dirigidas a este grupo de edad de cara a la llegada del invierno. El doctor Domingo Ruiz, médico geriatra y vocal de la SEGG, explicó que el frío afecta más a los mayores porque con el envejecimiento se alteran los mecanismos de termorregulación. Fundamentalmente, generan menos calor y tienen mayor facilidad para perderlo, puesto que los vasos de la piel no se 'cierran' adecuadamente en respuesta a las bajas temperaturas.
Y es que a estas edades el frío empeora sustancialmente todos los problemas relacionados con el sistema circulatorio -angina de pecho, circulación en piernas e ictus, entre otros- y con el sistema respiratorio, por el aumento de las infecciones. El frío favorece que las plaquetas se agreguen y que la sangre pueda circular 'más espesa', lo que provoca a su vez la aparición de infarto de miocardio o cerebral.
Uno de los problemas más graves es la hipotermia, que debe sospecharse en toda persona mayor que 'tenga la piel fría y que esté más lento física y mentalmente'. Los mayores que tienen mayor riesgo de hipotermia son los que viven solos o tienen alguna de las siguientes enfermedades: parkinson, ictus, demencia, problemas de movilidad, desnutrición, alcoholismo o pacientes medicados con sedantes.
La SEGG recomienda una dieta que favorezca la producción de energía calorífica, aumentando la ingesta de carbohidratos -arroz, pasta o legumbres- sin olvidar los alimentos con elevado contenido proteico -carnes y pescado azul-. No hay que desatender una adecuada ingesta de líquidos y evitar el alcohol. Cuando se salga a la calle hay que llevar gorro y guantes.
Y es que a estas edades el frío empeora sustancialmente todos los problemas relacionados con el sistema circulatorio -angina de pecho, circulación en piernas e ictus, entre otros- y con el sistema respiratorio, por el aumento de las infecciones. El frío favorece que las plaquetas se agreguen y que la sangre pueda circular 'más espesa', lo que provoca a su vez la aparición de infarto de miocardio o cerebral.
Uno de los problemas más graves es la hipotermia, que debe sospecharse en toda persona mayor que 'tenga la piel fría y que esté más lento física y mentalmente'. Los mayores que tienen mayor riesgo de hipotermia son los que viven solos o tienen alguna de las siguientes enfermedades: parkinson, ictus, demencia, problemas de movilidad, desnutrición, alcoholismo o pacientes medicados con sedantes.
La SEGG recomienda una dieta que favorezca la producción de energía calorífica, aumentando la ingesta de carbohidratos -arroz, pasta o legumbres- sin olvidar los alimentos con elevado contenido proteico -carnes y pescado azul-. No hay que desatender una adecuada ingesta de líquidos y evitar el alcohol. Cuando se salga a la calle hay que llevar gorro y guantes.
