Cerca de 8.000 bomberos y voluntarios trabajan en la extinción de los 16 fuegos que siguen activos

Una gran oleada de incendios asola los montes portugueses

Dos bomberos tratan de apagar el incendio de Quinta da Sobreira, en Viseu, Portugal. (Foto: NUNO ANDRE FERREIRA)
Los incendios forestales no dan tregua a Portugal, donde dos fuegos activos desde el fin de semana fueron declarados ayer extintos, pero otros 16 de grandes dimensiones obligaron a desalojar a decenas de personas de sus viviendas.
Los cerca de ocho mil bomberos y voluntarios que combaten el fuego en la zona central y septentrional del país, donde el lunes murió un aldeano de 54 años atrapado por las llamas, recibieron ayer el esperado refuerzo de dos aviones españoles y otros dos franceses.

La ola de incendios que vive Portugal este verano se recrudeció la semana pasada con unas temperaturas más altas de lo habitual y fuertes vientos que avivaron y multiplicaron los frentes de los mayores fuegos.

Durante la jornada de ayer, más de cuarenta personas cuyas viviendas están amenazadas por las llamas tuvieron que ser evacuadas en Oliveira do Hospital, una pequeña aldea situada a 300 kilómetros al norte de Lisboa, en las estribaciones de la Sierra de Estrela.

Uno de los peores incendios activos en Portugal arrasa las proximidades de esa región de la mitad norte de Portugal pese a los esfuerzos por controlarlo de cerca de 400 bomberos con un centenar de vehículos. El fuego afecta sobre todo al término municipal de Seia, donde también una treintena de personas, en su mayoría ancianos que viven solos en la zona, fueron trasladados por las autoridades a lugares más seguros.


SÓLO DOS CONTROLADOS

Cinco de los incendios activos se concentran en ese distrito, Viseu, pero otros dos arden fuera de control al este, en Guarda, y otros cuatro, de grandes proporciones, más al sur, en municipios de Leiría, Bragança, Castelo Branco y Santarem, donde las llamas no pudieron ser extinguidas desde el domingo.

Con todo, el peor incendio registrado en las ultimas semanas, que se cobró una vida y destruyó dos casas y una fábrica en Ourem, a 140 kilómetros al norte de Lisboa, fue controlado ayer al igual que otro declarado en Tomar. Los bomberos, que lucharon contra su avance durante más de 48 horas y perdieron un helicóptero pesado para conseguir controlarlo, siguen trabajando aún para que el fuego no resurja.

Aunque los mayores incendios se registraron en la mitad norte de Portugal, los efectos del fuego llegaron a sentirse también con mucha intensidad en Lisboa, donde una neblina cenicienta y un fuerte olor a quemado se extendieron desde el final de la tarde del lunes por toda la capital portuguesa llegando a impedir ver la orilla sur del Tajo.

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