El papa reza en silencio en la Mezquita Azul de Estambul

El pontífice argentino invocó también a la reunificación de los ortodoxos y otras iglesias cristianas

El papa Francisco llegó ayer a Estambul, en cuya Mezquita Azul rezó en "adoración silenciosa" a Dios junto con líderes musulmanes, y posteriormente invocó por otro lado la reunificación con los ortodoxos y otras iglesias cristianas. Además, el pontífice argentino tuvo su primera oportunidad de recibir el entusiasmo popular por su visita a Turquía de parte de la muy reducida comunidad católica durante la misa concelebrada que presidió en la Catedral del Espíritu Santo.

Los actos religiosos dominaron la segunda jornada del papa en Turquía, adonde llegó el viernes y en cuya capital, Ankara, desarrolló una agenda oficial sin celebraciones litúrgicas y caracterizada por la recepción que le hicieron las autoridades civiles. El papa llegó por la mañana a Estambul, la antigua Constantinopla, e inmediatamente se trasladó a la Mezquita Azul, donde se produjo lo que el Vaticano calificó de "adoración silenciosa" a Dios.

Esa mezquita fue el escenario elegido por el papa Bergoglio para protagonizar un acto que previamente había sido descrito como una meditación o recogimiento y que los medios de comunicación en seguida calificaron de "rezo" u "oración". La elección por parte del Vaticano de la descripción de lo que pasó en la mezquita con un papa -que se descalzó en el lugar, donde le acompañó el mufti de la ciudad, Rahmi Yaran- hizo recordar la situación similar que el anterior pontífice, Benedicto XVI, protagonizó hace ocho años.

El papa argentino inclinó la cabeza y unió sus manos junto al mufti, en una actitud que recordaba a la de 2006 de Benedicto XVI, que entonces causó polémica por unas declaraciones previas suyas que se interpretaron como un ataque a los musulmanes. El gesto de ambas personalidades religiosas duró unos dos minutos y el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, aseguró que el comportamiento del pontífice fue "idéntico" al de hace ocho años. El gesto de Benedicto XVI fue polémico por el hecho de ver a un papa ante el mihrab, el nicho que se orienta hacia el lugar más sagrado del Islam, La Meca.



Encuentro con ortodoxos

La jornada terminó con la oración conjunta de Francisco con el patriarca ecuménico ortodoxo Bartolomé I, que rezaron en la Iglesia Patriarcal de San Jorge de Estambul una plegaria en la que desearon la unificación de sus respectivas iglesias y con los demás cristianos. La celebración ecuménica fue saludada por Bartolomé I, cabeza de una institución que es la de más alto rango de la ortodoxia (su primado encarna la unidad de esta corriente del cristianismo), como "un evento histórico y lleno de buenos auspicios para el futuro".

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