La escritora recibe un galardón al que fue candidata durante años por su extensa y fecunda obra y poseer un lenguaje propio

El Premio Cervantes homenajea a la 'maga del bosque', Ana María Matute

Ana María Matute. (Foto: Andreu Dalmau)
La dama de la fábula, la niña de 85 años tocada por las hadas y escondida en un cuerpo de mujer con cabellos blancos se llevó ayer, por fin, el Cervantes, el único premio de las letras en castellano que le quedaba por recibir y para el que ha sido candidata y finalista durante años.
Esta 'maga del bosque', como a ella le gusta calificarse, es creadora de un mundo narrativo propio, lleno de unicornios, duendes, cuartos cerrados y paraísos inhabitados, con los que siempre ha intentado buscar su lugar en el mundo. De hecho, el jurado del Cervantes destacó de ella su obra extensa y fecunda que se mueve entre el realismo y 'la proyección a lo fantástico' y por poseer 'un mundo y un lenguaje propios'.

La Edad Media, la infancia, la injusticia social, los marginados, la incomunicación, la guerra y la posguerra, y la otra orilla, porque ella siempre se ha situado 'al margen', son los temas que han centrado la gran obra de este mujer, que nació en Barcelona, en 1925, y que a los 17 años escribió su primera novela, 'Pequeño teatro', una obra que para publicarla necesitaba el permiso de su padre y así lo pudo hacer ocho años más tarde.

Libre, moderna, rebelde, Ana María Matute siempre dijo que la palabra era 'lo más hermoso que se había creado' y que su sitio, su lugar, era 'el bosque' y ese fue el tema, precisamente, que escogió para su discurso de entrada en la Real Academia de la Lengua en 1998 para ocupar el sillón 'K': 'En el bosque', que así era el título. 'El bosque es para mí, el mundo de la imaginación, de la fantasía, del ensueño, pero también de la propia literatura, y, a fin de cuentas, de la palabra', dijo.


PREMIO DE LITERATURA INFANTIL

La narradora es autora de títulos imprescindibles como 'Torre vigía', 'Olvidado Rey Gudú', 'Aranmanoth', 'Los soldados lloran de noche', Premio Fastenrath de la Real Academia Española; 'Los Abel', 'Fiesta al Noroeste', premio Café Gijón; 'Pequeño teatro', premio Planeta; 'Los hijos muertos', premio de la Crítica, en 1958, y Premio Nacional de Literatura en 1959 o 'Primera memoria', premio Nadal en 1959, entre otros.

También tiene una inabarcable obra para jóvenes y niños, con cuentos como 'Los niños tontos', 'El país de la pizarra', 'La oveja negra', 'El verdadero final de la bella durmiente' o 'La puerta de la luna', el volumen que abrocha todos sus cuentos y que acaba de salir este mes. Muchos de ellos están dedicados a su hijo Juan Pablo, al que no pudo ver durante años tras retirarle la custodia por separarse de su marido, 'el malo', en 1963.

Y como creadora de cuentos para niños, posee también el Premio Nacional de Literatura Infantil por 'Sólo un pie descalza'. 'La Matute', como así le gusta que la llamen, se manifestó muy en contra de la idea de lo políticamente correcto en los cuentos que se escriben ahora. 'Lo políticamente correcto lo fastidia todo. Ahora no le puede leer a un niño un clásico, que son fabulosos, porque hoy hay que decirles amén a todo y al final la caperucita se hace amiga del lobo. Y esto no es así, porque en la vida te vas a encontrar lobos tremendos...', decía en una entrevista el pasado año. Además, para la autora la infancia, como para Rilke, 'es todo y nos marca a todos de una manera tremenda'. 'A veces la infancia es más larga que la vida', escribe en 'Paraíso inhabitado'.

Poseedora de una larga nómina de premios, Ana María Matute también pertenece a la Hispanic Society of America.

Te puede interesar
Más en Sociedad