La asociación pontevedresa Baixo Miño gestiona su recogida para ayudar a niños enfermos

Tapones de plástico, ejemplo de solidaridad en tiempo de crisis

Jesús Pazo, portavoz de la asociación del Baixo Miño que recoge los tapones para recaudar fondos. (Foto: SALVADOR SAS)
La colecta de tapones de plástico se ha revelado como una nueva vía de solidaridad en tiempos de crisis, y Galicia es un claro ejemplo de la proliferación de este fenómeno con varias campañas exitosas para recaudar fondos para familias sin recursos con niños con minusvalías físicas o psíquicas severas.
En la comarca del Baixo Miño, en el sur de la provincia de Pontevedra, lo que comenzó como una colaboración concreta para ayudar en la recogida de tapones para Paula, una niña de Boiro (A Coruña) que nació sin el hueso sacro, se ha consolidado como un banco de tapones que ya ha ayudado a cuatro niños con diferentes patologías.

Dado que sigue recibiendo cantidades ingentes de tapones, este banco, cuyos impulsores prevén constituirse en asociación, trabaja en la selección de nuevas campañas solidarias. Su portavoz, Jesús Pazo, explicó ayer que la fórmula funciona porque no cuesta dinero y se basa en un gesto cotidiano: guardar las tapas de plástico que, en vez de ir directamente a la basura, se almacenan y envían a una planta de reciclaje en Porriño, que paga 250 euros la tonelada. Otra empresa colabora desinteresadamente al brindar su flota de camiones para transportar hasta dicha planta los tapones acumulados en un almacén en Tomiño.

Pazo recordó ayer cómo la respuesta ciudadana superó las mejores expectativas cuando él y un grupo de amigos comenzaron a recolectar tapones en 2011 para Diogo, un niño portugués que nació sin una mano, y para Paula, la niña de Boiro sin hueso sacro. En vista del éxito obtenido, surgió la idea de crear un banco de tapones, y al cabo de un mes su grupo de Facebook ya tenía 12.000 miembros.


CAMPAÑAS DE AYUDA

Es a través de las redes sociales como contacta la mayoría de las familias que piden ayuda, una media de entre 14 y 15 al mes, que los impulsores de la iniciativa seleccionan concienzudamente porque 'hay mucha picaresca', apunta Pazo, de ahí que pidan informes médicos que avalen cada caso para evitar que uno de ellos pueda no ser realmente cierto. Luego, el banco organiza campañas en las que, además de recoger tapones, promueve eventos deportivos o conciertos musicales solidarios y da publicidad de cada caso en internet, con lo que recaba ayudas no solo en Galicia sino en todo el país. Es más, en Bolonia (Italia), una estudiante luguesa, Cristina González, ha instalado un punto de recogida de tapones.

El primer caso en el que colaboró el banco de tapones del Baixo Miño fue el de Álex, un niño de cinco años con parálisis cerebral que necesitaba 2.500 euros para un traje de compresión dinámica que le sujetara el cuerpo mientras utilizaba un andador. En un mes se recolectaron las diez toneladas que se precisaban a través de numerosas donaciones.

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