El cierre de una empresa de asistencia social obligó a muchos jubilados a atender a familiares enfermos

Los mayores de Covelo se cuidan entre ellos

En Covelo (Viana), no quedan jóvenes, su población está formada por jubilados. Algunos de ellos, con problemas de movilidad, son atendidos por sus cónyuges o hijos. Pero también éstos son de edad avanzada y padecen algún que otro problema de salud, lo que dificulta su labor. María Concepción Carriba y Victorina Jares son dos ejemplos, pues dedican la totalidad de la jornada a su madre y a su marido, respectivamente, pese a sus achaques. No son los únicos del pueblo en solicitar la ayuda de la Administración.
Hace un año, una empresa ayudaba a las familias con jubilados vianeses que padecen problemas de movilidad. Había sido contratada por el Concello, gracias a una subvención de la Xunta. Pero la sociedad cerró sus puertas y el servicio desapareció con ella.

Ahora, Victorina Jares Álvarez, de 87 años, es una de las vecinas que echan en falta esta ayuda. Se ocupa del cuidado de su marido, Victorino Domínguez Yáñez, de 83. Desde hace un lustro, este vecino de Covelo -pueblo vianés de 41 habitantes- tiene paralizado el lado izquierdo del cuerpo, lo que reduce sus movimientos a los pocos pasos que da entre su casa y una silla colocada ante la puerta, condenado a ver pasar las horas desde su casi total inmovilidad.

“Eu tamén estou mal. Teño asma e moitos problemas para respirar”, dice Victorina Jares. Añade que visita periódicamente al Centro de Saúde de Viana, ubicado a seis kilómetros, y que esos días su marido “queda só”.

En una situación similar a la de Victorina Jares está María Concepción Carriba, también vecina de Covelo. Con 78 años, debe atender todas las necesidades de su madre, Guadalupe Gallego, que cumplía 106 años en enero. “Hai que lavala e tamén limpar a casa”, comenta.

María Concepción Carriba explica que ellas dos no son excepciones en Covelo, pues al menos otras dos familias del pueblo sufren problemas similares. “En catro casas do pobo necesitamos unha muller que nos axude”, comenta. Victorina Jares comparte la reclamación de su convecina y solicita una persona para ayudarles a cuidar de sus seres queridos.

Es más, esta vianesa está dispuesta a ingresar en un geriátrico con su marido. “Apuntámonos para entrar na residencia pero non nos chaman”, dijo.

El alcalde planteará el problema a la Xunta

El alcalde “popular” de Viana, Andrés Montesinos, conoce estos casos y afirma que también los hay en otros pueblos, como Ramilo o Fornelos. “Es un problema que tenemos, debido a la cantidad de gente mayor y a las distancias que hay entre los pueblos, dijo. Añade que se reunirá con el vicepresidente de la Xunta para buscar soluciones.

Vicepresidencia da Igualdade e do Benestar afirma que cada caso se analiza en un “plan individualizado” y explica que el catálogo de servicios se aplicará este año a los grandes dependientes y a los dependientes severos de nivel dos.
Este programa guarda relación con la Ley de Dependencia, que promovió el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.


Un municipio envejecido

El pueblo de Covelo es un pueblo de pensionistas. Pero su situación no es muy diferente a la del resto del municipio de Viana. Con una población 3.442 habitantes, 1.272 de ellos tienen más de 65 años. Su índice de envejecimiento es 343 (o lo que es lo mismo, hay un menor de 20 años por cada 3,5 mayores de 65), muy por encima, por ejemplo del de O Barco: 80.

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