El pueblo de O Castro afirma que las tarifas fueron aplicadas sin mirar los registros de los contadores.
El tablón de anuncios del pueblo de O Castro (O Barco) exhibe el recurso de reposición que este núcleo presentó contra los recibos de la tasa de depuración de aguas residuales. Lo firma el alcalde pedáneo, Antonio Álvarez Campos, que ayer confirmó su negativa a pagar el de su casa. No es el único de este pueblo de 93 habitantes. "Outros veciños tampouco pagaron", explicó. El servicio de Recaudación de la Diputación provincial comenzó a recaudar la tasa de depuración de aguas residuales a raíz de la constitución en 2013 del Consorcio de Augas de Valdeorras. Participan Augas de Galicia, Diputación y los nueve concellos de la comarca, siendo su objetivo gestionar la depuración de sus aguas residuales.
El servicio de Recaudación calcula el importe de los recibos en función del consumo de agua, estableciendo diferentes tramos. En el caso de los domicilios, el mínimo es de 1,5 euros y corresponde a un consumo de menos de 18 metros cúbicos por trimestre. El problema surge cuando no hay contador o si, aún existiendo, los trabajadores no lo miran para calcular el gasto. Entonces aplican la Lei de Augas de Galicia, que estima tres habitantes por casa y 42 metros cúbicos de consumo, lo que se traduce en 11,70 euros trimestrales. Este diario contactó con la Diputación y Augas de Galicia para recabar información sin conseguirla.
En realidad, esos 11,70 euros son la cantidad que consta en el recibo del pedáneo de O Castro y que Antonio Álvarez se niega a pagar. "Ven a mesma cuota para tódolos veciños, pero eu verto ao desagüe de O Barco. Teño contador", explicó. No es el único que mostró su malestar ante los recibos de la depuración de aguas. En el pueblo hay casas donde viven dos personas, que sólo abren los fines de semana o que permanecen vacías. La cantidad es igual para todas ellas.
La situación es similar en Éntoma, aunque aquí el pedáneo, José Urdangaray, mostró el embargo de uno de los recibos impagados del agua que el pueblo consume de la traída de O Barco cuando la de los manantiales no llega a las casas.
