Gorée, de la esclavitud al turismo

En el fuerte de Cape Coast -uno de los edificios usados por los colonos para la trata de esclavossituado a 160 kilómetros de Accra, la capital de Ghana, Barack Obama dijo hace apenas un mes haber vivido ‘una experiencia emotiva’ y puso el tema de la esclavitud de actualidad.
A unos 2.000 kilómetros de Ghana, la isla de Gorée, Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 1978 y uno de los principales atractivos turísticos de Senegal, es otro de los lugares desde el que partieron esclavos hacia América.

‘En ella hubo por lo menos diez casas de esclavos, aunque hoy sólo se conserve una como símbolo’, según Babacar Fall, jefe del departamento de historia de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar (UCAD).

Entre los numerosos turistas que visitan el lugar hay cuatro jóvenes españoles de Salamanca, que han realizado la travesía de 20 minutos en barco desde Dakar. ‘Llegamos ayer a Senegal, lo primero que hemos visitado ha sido Gorée, estamos muy interesados en saber qué paso aquí’, explica uno de ellos, Héctor Vázquez.

En la calle Saint-Germain está ‘La Casa de los Esclavos’, museo y ‘símbolo de la historia de Senegal y de toda la costa occidental africana’, explica Tapha Ndaw, residente y guía de la isla.

El Papa Juan Pablo II pidió perdón a los africanos en 1992 ante la última puerta que hay en la casa, por la que dicen que iniciaron el ‘viaje sin retorno’ parte de los esclavos que salieron de la isla.

Por aquí pasaron más de 60.000 esclavos durante tres siglos hasta 1848, fecha en la que fue abolida la esclavitud en Francia, comenta el guía. Su discurso se contradice con el del profesor Babacar Fall, quien opina que ‘la esclavitud continúa hoy, más de 200 años después de que fuera abolida: los estatus sociales y económicos nos hacen víctimas de esta práctica’.

Gorée en Senegal, las islas de Los en Guinea, Elmina y Cape Coast en Ghana y Ouidah en Benin son referentes mundiales de la trata de esclavos. Entre 25 y 35 millones de esclavos salieron de Africa con destino a las plantaciones Américas y ‘fueron cambiados por armas de fuego, vino, ropa, alcohol o espejos’, explica Babacar Fall.


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