Julio y agosto no sonríen al taxi

MIGUEL ÁNGEL

El verano no es buen tiempo para los taxistas de Ourense. Sus servicios disminuyen por la falta de clientela y las horas muertas se duplican. Ellos esperan a que llegue el invierno para que su trabajo sea recompensado.

Nos acercamos a la calle Bedoya. En la paralela hay seis taxis a las 15,00 horas, es hora punta y están llevando a la gente a trabajar. A las 17,00 se vuelve a llenar y esperan a que acabe su jornada laboral.

Uno de ellos tan solo lleva tres meses, los demás superan los 10 años de experiencia en el mundo del taxímetro. Lo único que les une son las largas horas que esperan en la calle Bedoya de Ourense.

Algunos prefieren el verano solo por el buen tiempo, pero con la nueva normativa no se pueden poner bermudas. Aunque si fuese por el provecho que sacan en los meses estivales "el invierno sería la estación ideal", según declara Antonio Rivera.

Orgullosos de su trabajo pero disgustados por los pocos beneficios que obtienen en esta época. Marín Da Cuña, el jovencísimo Diego Falcón, Claudio Salcedo, Cuti y Javier Melongue se encuentran en un pequeño descanso bajo la sombra. Ninguno baja de las 15 horas diarias, porque su situación económica, como la de la mayoría en la actualidad, no es muy boayante. "Para ganar más dinero hay que trabajar más, porque ser taxista no es tán fácil como se cree la gente", advierte este grupo de taxistas. Tienen competencia ilegal y la densidad de taxistas es demasiada para que ganen todos un sueldo digno: " descansamos más de los días im- puestos por el Concello, nosotros decidimos las vacaciones, sino nadie ganaría nada", añaden.

Estos veteranos taxistas, des- de su destreza, que se hace notar ya en el coloquio, responden entre risas que " a todo el mundo le parecen caros los impuestos que pagan". Estos tributan por trimestre y por módulos, "que son tarifas fijas cada tres meses, después del año se hace un resumen de las facturas", según Antonio Rivera.

La relación entre compañerosde trabajo suele ser problemática, pero el gremio de los taxistas alaba su unidad: " nuestra política es el respeto, no trabajamos con clientes particulares porque supondría una desventaja para el resto".

Los gallegos con la crisis apuran hasta el último céntimo y así que tampoco hay ya propinas: "es raro que recibamos propinas, pero no- sotros perdonamos los céntimos", afirman.

Ourense es una de las pocas ciudades que en tres años no ha subido las tarifas porque así ellos mismos lo han decidido"se hace una asamblea y se lleva a votación, los socios elligen si se sube o no. Después el presidente lo lleva al Concello y este lo aprueba"

Te puede interesar