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Solamente en América: la danza de los siete velos

iempre he sentido una admiración romántica hacia los moteros.
Con frecuencia, subiendo por el centro del estado de Vermont, por la ruta siete que une Rutland con Middlebury, me he visto obligado a seguirlos, sin poderlos adelantar ya que, en pares de tres, cierran todo posible adelanto. Es frecuente verlos bajar los fines de semana por las pendientes de la Ribeira Sacra y aparcar sus motos al lado de la fuente de mi aldea, para hora después proseguir sus rutas. Los moteros que yo admiraba en el lejano Vermont vestían chaquetas negras de cuero, botines con lustrosas espuelas, alargada melena rizada, ceñidos pantalones negros, manoplas, aretes, cadenas cruzando la pechera o cayendo desde el ancho cinto, abundantes tatuajes, ceñida la frente con vistosas gafas oscuras, y gorra de cuero o sombrero ancho, sujetado por debajo de la barbilla. Descuidados, sucios, barrigones, cada uno a su bola. Masticaban tabaco y escupían con desgana sus deshechos.

Admiraba el variado diseño de sus Harley Davidson. Sus brillantes cromados, variedad de colores, ninguna igual. Y el ruido ronco, sordo, seco, carraspeado, a punto de ahogarse el motor, y a golpe de nuevo impulso, recobrar el ritmo para de nuevo decaer. Siempre así, cíclicamente. Y el estrepitoso arranque, pedorreando con furia y potencia. Uno se imaginaba cruzar un paisaje de flora espesa, en plena luna estival, entre sus orejas la séptima sinfonía de Beethoven, y entre las piernas ese tremendo abejorro de metal, aturdiendo silencios con lejanos ecos repetidos. De película. Tal estampa, deliciosa y no menos trágica, quedó fijada en el filme Easy Rider (Buscando mi destino), 1969, protagonizad por Peter Fonda, Dennos Hopper y Jack Nicholson. Un viaje en motocicleta desde Los Ángeles a Nueva Orleans, con el objetivo de asistir al fastuoso carnaval de Mardi Gras. Fue una referencia para toda una generación de moteros. Eran los años de la guerra de Estados Unidos con Vietnam. Imagen de una cultura marginal (comuna hippie, personajes estrafalarios, drogas), el largo viaje en moto era expresión del culto por la libertad.

El estado de Vermont, situado en la zona Este de Estados Unidos, con una alargada frontera con el sureste de Canadá, es conocido como el estado hippie: el más liberal y el más obsesionado por la conservación de la naturaleza, y a la vez el menos poblado. Inmensos bosques cubren su superficie con abundantes lagos cristalinos, y vistosas laderas visitadas por miles de esquiadores en la época invernal. Una de sus riquezas se concentra en el turismo rural. La casa rural se anuncia bajo el anglosajón Bed and Breakfast (cama y desayuno). Las hay lujosas, conservando con detalle la fisonomía de la mansión victoriana.

La guerra de Vietnam marcó la topografía social del estado. Entre cincuenta y noventa mil jóvenes evadieron ser enlistados viajando a Canadá donde fueron considerados como inmigrantes y no como desertores. En 1977 el presidente Jimmy Carter declaró una amnistía general a todos a aquéllos que habían evadido el ser enlistados para el servicio militar, de aquellas obligatorio. Fue una forma de reconciliación cultural. Muchos, cerca de cincuenta mil, optaron por quedarse en Canadá; el resto, la gran mayoría objetores de conciencia, se ubicaron en el cercano estado de Vermont, inculcando su cultura hippie.

Sobre una potente Harley, vistiendo una negra chaqueta de cuero, y en medio de viejos veteranos de la guerra de Vietnam, la candidata a la presidencia de Estados Unidos, Sarah Palin, celebraba con el grupo el encuentro anual conocido como Rolling Thunder (Trueno rodante). Y comentó sofocada: me encanta el olor de las emisiones ('I love the smell of emissions'). Me gustaría contemplar a Esperanza Aguirre en el medio de tal efusión de ronquidos al estilo Harley o a la reciente elegida presidenta de Castila la Mancha, María Dolores de Cospedal, en el medio de una gran tronada de Harleys, por los llanos de La Mancha, envuelta en grandes velos, que son la bandera nacional, uno sobre otro, a modo de los siete velos bíblicos, que señala la identidad como diferencia. Sin olvidar la visera diseñada con el escudo de la Nación. Pero tan solo en América.

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