A Mezquita contra el fuego

A Mezquita no olvidará la tarde-noche del 3 de agosto: los vecinos, con el alcalde al frente, protagonizaron una heroica jornada contra un fuego que amenazó varias viviendas. El incendio se estabilizó ayer y se controló hoy con más de 150 hectáreas calcinadas.

Las campanas de la Iglesia de A Mezquita retumbaron anteayer, a primera hora de la tarde, con el fin de alertar a los vecinos de la proximidad del fuego a las viviendas. Desde diversos puntos, las llamas amenazaban a las aldeas de O Pereiro, A Vilavella y a la cabeza del municipio. En pocos minutos, la situación se volvió insostenible y las imágenes, grabadas en las retinas de los vecinos, simulaban las de una película de terror. 

Estos, no dudaron en salir a la calle y hacer uso de sus tractores y aperos de labranza para frenar una situación que parecía, en un principio, irreversible. Los focos aparecían de la nada y era casi imposible poder hacer frente a todos ellos. 

Varios vecinos tuvieron que ser evacuados de sus viviendas y algunas granjas del lugar también sintieron el calor de las llamas a escasos metros. 

En pocas horas, decenas de personas se organizaban junto a los medios terrestres de la Xunta de Galicia para alcanzar un objetivo común: evitar que el fuego pudiera afectar a los bienes materiales de los oriundos. Al equipo se sumaron vecinos de la Castilla y León y del país vecino, Portugal, que no dudaron en tender su mano a la localidad del otro lado de la “raia”. 

Aprovisionados con lo que tenían a mano, lucharon juntos hasta altas horas de noche. Horas en las que la desesperación fue la gran protagonista. Las lágrimas y los nervios invadían a quienes tuvieron que combatir las llamas para salvaguardar su integridad y la de sus vecinos, pero ante todo, se impuso la cooperación y el amor por una tierra a la que mimaron sus ancestros. “Temos que dar as grazas a tódolos veciños e aos medios cos que contamos durante este pesadelo. Hoxe estamos desfalecidos”, declaró ayer Rafael Pérez, alcalde del municipio que estuvo durante horas luchando en primera línea a los mandos del camión motobomba junto a varios trabajadores del concello. “Agora toca reflexionar. O sistema actual non funciona e a vista está. Antes ardía o monte, agora cada vez son máis os bens e as persoas que se poñen en perigo. Algo ten que cambiar”, añade. 

A Mezquita amanecía con un paisaje desolador, teñido de luto a las vísperas de su festividad local. El olor, tan característico, invade cada uno de los rincones y los medios aéreos continúan sobrevolando la zona para poner fin a los conatos que vuelven a aparecer en las zonas afectadas. “Só o pobo salva ó pobo”, comentan los vecinos, que no olvidarán que su esfuerzo no fue en vano.

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