Increíble final a una temporada tan inolvidable como impredecible de un COB ya eterno en el recuerdo de los ourensanos
En ocasiones se sucede una conjunción de movimientos astrales inesperada en el universo, cuyo resultado puede ser sorprendente. Increíble.
El COB estaba desaparecido en agosto. Como lo leen. Y a muy pocos les importaba, realmente. Conviene recordarlo para cerciorarse de la magnitud de lo logrado esta temporada. El equipo se hizo en tres días, como quien dice, y el objetivo era lograr la permanencia sin aprietos. Yo no recuerdo a nadie, experto o aficionado, que augurase semejante resultado al comienzo. Es más, el comentario general en el ambiente era un futuro malo, horroroso o pésimo.
Pues ya lo vaticinó 'la Rosa de Jericó' en nuestras páginas. Los astros o las cartas estaban con el equipo de Gonzalo García. Tres victorias en una serie de cinco contra un Breogán -nobleza obliga- con los mismos méritos que los ourensanos para el ascenso.
Sí. Ha sido una serie memorable entre los eternos rivales. Recuperó la pasión por el baloncesto en ambas ciudades, sin los malos modos de antaño. En nuestra pequeña Ourense, la bola fue creciendo hasta este quinto partido memorable. Un ambiente en el Pazo sólo similar a las visitas de la selección española y al ascenso de 1989. No quiero desmerecer el del 2000, pero la repercusión no fue la misma.
El Pazo batió ayer su récord, según palabras de sus gestores. Nunca acogió a tanta gente, ni tan entusiasta. El ambiente ideal para que Marcos Suka-Umu crease una nueva constelación en el universo cobista con el partido de su vida.
"Por favor, no invadan"
El partido se rompió en el segundo cuarto, muy al estilo del primero. Ahí se terminó la final y comenzó la fiesta. En mala hora anunció DJ 'Tibu' aquello de "por favor, no invadan la cancha de momento". Un niño salió a la pista, fue la señal de comienzo de una avalancha humana sobre jugadores.
¿Y ahora qué? Piensan muchos. El playoff deportivo terminó. Comienza el de los despachos. El sueño da paso a la razón. La razón son los números. Los 'cuartos'. ¿Quién quiere ACB? ¡Todos! ¿Quién está dispuesto a pagarla? (Silencio).
Mientras esta incógnita se desvela, nadie nos impedirá soñar, mirando hacia el cielo. Conducir el coche de camino hacia la redacción, con la ventanilla bajada, viendo la luna llena más preciosa, que invita a pensar en quién demonios maneja este mundo. En agosto era una quimera, en mayo, un sueño. Hoy es la noticia más maravillosa del COB en los últimos 15 años.
