De tener miedo a jugar de miedo (67-81)

Peter-McNeilly lanza a canasta ante Varence en el partido del COB ante el Melilla.
photo_camera Peter-McNeilly lanza a canasta ante Varence en el partido del COB ante el Melilla.

Un COB de dos caras se guardó lo mejor para el final y, con un Samu Rodríguez estelar, se llevó la victoria y el basketaverage de la pista del Melilla 

Marcador COB

El resumen de una temporada en 40 minutos de juego. Fue lo que hizo el COB en Melilla. Un equipo de, por lo menos, dos caras. Capaz de desesperar y entusiasmar en un abrir y cerrar de ojos. De no meter ni miedo a ver el aro como la piscina Rosario Dueñas. Un equipo artístico en lo desesperante que, por fin, se sacó el peso de encima como visitante. Triunfo por 67-81 tras una primera parte para olvidar y una segunda mitad de sobresaliente alto que les permite hasta quedarse con el basketaverage particular. Lo de no hacer sufrir a los aficionados, ya si eso, otro día. Y con Radic ausente por lesión, más aún.

Porque el arranque fue duro de tragar. Salvaron la cara en el intercambio inicial (14-12), pero luego se hizo de noche de repente. Ni anotaban ni pegaban, una combinación que solo puede desembocar en una cosa: que se te vayan en el marcador. El Melilla se entregó a un Varence crecido. Tanto que parecía que había dos Varence. El COB se quedó anclado en esos 12 puntos fallando tiros liberados, especialmente de tres puntos. Con esos ingredientes, el 27-12 del final del primer cuarto hacía presagiar lo peor.

Había que salvar los muebles. Y se hizo en un segundo parcial feo, de mucha trinchera y errores. Los ourensanos echaban de menos a Turner, presente en cuerpo, que no en alma. Samu empezó a dejarse ver y, con algún chispazo de Jawara y Peter-McNeilly, los de Félix Alonso ganaron el cuarto, nada demasiado significativo en sí, pero que sirvió para frenar la sangría y decir “aún estamos aquí”.

Preludio de un tercer cuarto en el que el COB dejó el disfraz de equipo de la parte baja en la taquilla y se puso el de play off. La camiseta era la misma, lo que iba dentro parecía otra cosa. Jawara inició la remontada desde fuera. Desde ahí precisamente la culminaron un resucitado Kacinas y un encendido Samu Rodríguez. El canario, que volvía a la que fue su casa el pasado curso, se desató. Triple va, triple viene y, por el medio, defensas duras con tapones incluidos. El COB volaba ante un Melilla con cara de circunstancias y poca capacidad de reacción. Los locales se agarraban a un Van Dyke que no les llegaba (50-60, m.30)

Lo más difícil estaba hecho, aunque confirmarlo tampoco iba a ser más fácil, que esto es la LEB Oro. Lo sabían los de Félix Alonso. Por eso sofocaron los amagos de reacción provocados por Alvarado y un sorprendente acierto desde fuera. Porque para matar el “3” hay que tirar el “as”. Y ese fue Samu. Balones a él y, a lomos de su 7 de 10 en triples, el COB respiró tranquilo, mantuvo la renta y la amplió hasta llevarse el basketaverage con los melillenses, aunque hubiera que perdir algún tiempo muerto para que no se despistara nadie hasta el 67-81 final. 

Un triunfo para creer y volver a ganar lejos del Pazo. Necesario para recuperar sensaciones y opositar al play off de forma clara y contundente. Ahora toca parón por la Copa Princesa para saborear unos días más la alegría y cuidar la espalda de Radic. En la maleta, se viene una victoria como “souvenir”. Al final sí había sitio.

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