LEB ORO

El COB y su sexto jugador estrella

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photo_camera La expectación durante cada partido suele ser máxima.

Una jornada con el COB en el Paco Paz depara no pocas sorpresas: la ilusión de trabajo de un club que disfruta de sus mejores momentos, y la entrega de una afición que se sabe de 'primera' y que lucha junto al club por volver a soñar 

Se trata de una de esas historias que se entregan por capítulos; se mastica breve, se sufre en cada balón, en cada rebote. Se respira un drama que en ocasiones se corta en el aire, de denso que se torna; o bien se contagia una alegría cuando la magia todo lo recompone y las piezas encajan, cuando el equipo gana finalmente. Del cielo a la tierra hay muy poca distancia, en un punto intermedio, a 3,05 metros del suelo, se encuentra el pasadizo a la gloria; del veleidoso carácter del balón, y el saber hacer con ella, penden los sueños que se dirimen en el azogue de los cuatro cuartos a disputar. El balón está en el aire y el sexto jugador, el más importante, contiene la respiración. el programa de Telemiño "Callejeando", de la mano de Yolimar fernández, visita esta semana las instalaciones del Paco Paz para anotar algunos triples.

SALTO ENTRE DOS

Las comparaciones entre dos etapas del club se suceden e, inevitablemente, todos lo repiten como un mantra. Algunos a viva voz, otros, para ahuyentar malos augurios, tan solo lo piensan, sin atreverse a recitarlo: ascenso. Los números no llaman a engaño y, mientras en otras temporadas el club luchaba con denuedo para mantener el tipo, en la actualidad algunas voces invocan la alegría. Nunca un invierno había sido tan cálido, ni la cosecha había llegado tan pronto.

Tomás gómez, aficionado histórico del Cob -puede presumir de ser el socio número 28, y de haber visto jugar al club en Os Remedios- define su pasión bajo un rasgo filial: "Yo lo llamo mi hijo primogénito". Tomás no tiene dudas al ser preguntado: "esta es la misma dinámica que teníamos en el año 89 cuando ascendimos a la ACB". Tal es su optimismo rebosante que, incluso, concluye que en aquella época no lo veía tan accesible como en la actualidad.

Salva Arco, que combina a partes iguales sobre la madera carisma y talento, comparte esta energía "estamos en una muy buena dinámica. Aún queda mucho, pero siendo optimista, creo que como mínimo play off y luego, lo más arriba que se pueda". Al tiempo, Salva elogia el esfuerzo y la dedicación del público asistente: "Al ir ganando, la gente se involucra más en el equipo; nos ayuda muchísimo y nosotros lo notamos". 

Rubén Ameijeiras, aficionado incondicional es, al mismo tiempo que optimista, pragmáticamente sereno, su deseo no pasa por el ascenso, sino por la continuidad en la calidad del juego exhibido: "Lo que estoy deseando es que el equipo siga jugando el mismo baloncesto, lo demás, si toca ascender ya se verá. Vamos a centrarnos en lo deportivo, que hace muchos años que no se disfruta".

Tiempo muerto, las piezas de juego encajan y el club parece encaminarse adecuadamente. 

JUVENTUD , TESORO Y DEBE

Gonzalo García de Vitoria, responsable en gran medida de la actual dinámica, define la paradoja del club: un equipo con mucha historia, con una gran trascendencia, pero que en la actualidad se caracteriza por la juventud de casi todos sus componentes. "A pesar de ser un club de los antiguos del baloncesto español, somos un club joven", concluye. De la misma opinión se muestra Antonio Gavilanes, encargado de llevar el volante del club desde la presidencia, quien además apunta a la versatilidad como requisito: conducir el autobús o llevar colchones, todo lo que sea necesario hacer. Para él, la labor de los miembros del club es multifuncional, pues además de lo administrativo, entre todos se lleva a cabo gran parte del trabajo final que se requiere para sacar adelante el club: "Somos un poco atípicos, y yo creo que ese es el deber que tenemos como club: el tener una estructura más fuerte. Pero bueno, orgullosos de poder hacerlo". 

El punto de experiencia necesaria lo pone el insustituible Moncho, quien empezó justo con el ascenso a ACB del club. Recuerda el lleno absoluto que suponía cada partido: "Cuando estábamos en ACB había gente que venía de Vigo, de Santiago, de Pontevedra". Una afición que se definía a sí misma como 'de primera', calificativo que Moncho no duda en aplicar a los que habitualmente siguen al club en cada jornada, muchos desde aquella época gloriosa.

Rubén Vieira, preparador físico, alberga pocas dudas. Cuatro años en el club le han bastado para saberlo, se trata de una afición fiel, que critica con razón, pero que siempre está ahí. "Si vas por los campos de fuera, tenemos la mejor afición de la liga".

Ostensiblemente, Rubén Ameijeiras resume este pensamiento con su actitud decidida ante la habitual despedida: "esperemos que hoy gane", le dice Yolimar, a lo que él responde: "esperemos no, vamos a ganar". Con aficionados así, media batalla ya ha sido ganada.

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