El 3 de noviembre queda lejos ya. Lo saben bien en Marín. Es la fecha del último triunfo de los pontevedreses esta temporada. El problema es que antes de ese día tampoco habían conseguido acabar celebrando ninguna victoria. Por eso, las urgencias llaman a la puerta de un equipo que es colista de la clasificación con un balance de 1-9. Cierto es que el Marín es un recién ascendido y que luchar por la salvación es su realidad, pero también lo es que las ganas de elevar el nivel están ahí y que la permanencia está a solo dos partidos ganados de distancia.
El Marín tiene dudas. Las tiene parecidas a las que tuvo el COB antes de viajar a San Sebastián: dos jugadores intentando arreglar sus papeles por el mundo adelante. Son Joel Hernández y Romone Saunders. Y no está nada claro a estas alturas que mañana puedan saltar a la pista. Podría ser un hándicap muy grande para los pontevedreses, que de por sí no disponen de un plantel que regale efectivos precisamente.
A eso hay que sumarle las salidas por la puerta de embarque de Carroll y Quinn y la baja ya conocida en las últimas fechas del ourensano Álex Mazaira. Pero la conexión Marín-Ourense va más allá que el exjugador del Barcelona. En sus filas, su paisano el alero Rodrigo Seoane, con pasado cobista. Sin olvidar a Carlos Noguerol, base chantadino formado en la cantera del Blanco Amor.
El mercado y sus frutos
La más reciente novedad en Marín llega en forma de un hombre experto en la categoría con experiencia incluso en ACB. Filip Toncinic, pívot croata de 2,08, fue el último en llegar con el objetivo de marcar la diferencia dentro de la zona. Debutó en la última jornada en Lugo, donde se metió 30 minutos entre pecho y espalda, para demostrar que tiene que afinar la puntería, especialmente desde fuera. Aún así supone un salto de calidad con respecto a lo que había en ese vestuario.
Más números. Los que dicen que a los pontevedreses les cuesta anotar y tienen problemas para seguir un ritmo anotador alto. Que su mejor anotador es Taiwo Badmus (13 puntos por partido) y que como equipo se quedan en un 28% de acierto desde más allá de la línea de tres puntos.
El de mañana es el típico partido en el que el Club Ourense Baloncesto buscará aislarse de los números. De los que muestra la clasificación o de los efectivos que tenga el rival a su disposición. Las ganas se le presuponen a un Marín que no quiere renunciar a lo conseguido hace unos meses en forma de ascenso. Así que, ante el colista, confianzas las justas.
A seguir
Filip Toncinic, el último en "alistarse" - El jugador croata llegó para reforzar el juego interior de los pontevedreses. Está llamado a elevar el nivel en la zona y su estreno en Lugo fue de luces y sombras. Experiencia al servicio de un equipo que necesita mejorar.
Taiwo Badmus llega con ganas - Promedia 13 puntos por partido y viene de quedarse en blanco en el derbi ante el Breogán. Tendrá ganas de hacer olvidar una tarde nefasta. Físico y completo, aporta a ambos lados de la pista, también en rebote.
Joel Hernández, una incógnita - Está resolviendo los trámites burocráticos necesarios para poder seguir jugando y su presencia está en duda todavía. Si llega a tiempo, jugador importante en la anotación para los de Marín desde la zona exterior.
