Opinión

Enhorabuena a los perfectos

Enhorabuena a los que nunca se equivocan y por eso se sienten ufanos sirviendo como altavoz de los errores ajenos; enhorabuena a los que nunca se caen, porque creen caminar por el único sendero válido en la vida, que es el suyo; enhorabuena a los que nunca mienten, ni tan siquiera para mantener oculta la identidad de los tres reyes magos; enhorabuena a los que nunca piden perdón, porque su arrogancia es tan grande que están seguros de que nunca ha sido necesario; enhorabuena a los que nunca se manchan. porque se mantienen siempre lejos; enhorabuena a los que nunca lloran, porque nada les conmueve. Enhorabuena a todos ellos, a todas esas personas que son capaces de vivir convencidas de que sólo existe una verdad, la suya; una razón, la suya y una forma de ver el mundo, la suya. Enhorabuena si son capaces de sentir que están vivos, a pesar de la atalaya en la que se han instalado, para observar de lejos cómo se mueve el resto del mundo, mientras ellos sólo ven, escuchan y dicen lo que quieren ver, oír y decir, porque el resto lo han relegado a la categoría de silencio o de un ruido tan atronador que se acaba convirtiendo en nada. Enhorabuena a todos los que levantan un dedo acusador sin dudar, convencidos de que ellos jamás estarán al otro lado de ese índice; a los que firman y deciden desde un cómodo asiento el destino de los que sí dudan, lloran, se caen o se equivocan, sin importarles las consecuencias. Enhorabuena, porque los que nunca admiten un error, leve o grave, pueden dormir bien, mirar por encima de los hombros de los demás, y seguir creyendo que son lo que nunca serán. Enhorabuena, porque la conciencia de los otros y la dañina sensación de la culpabilidad les hace salir ganando, porque no recibirán lo que dan, si no lo que desprecian para los demás, pero están convencidos de que merecen. Enhorabuena a todos ellos, porque son más de los que parecen y están en más sitios de los que se cree y, aunque no todos tienen el poder, sí la capacidad de hacer, para quienes les rodean, que los días sean un poco más odiosos. Pero sobre todo, enhorabuena a todos los demás que, con todo a cuestas, viven y contribuyen a una sonrisa. Ellos nunca y los demás casi siempre. Que se queden con su atalaya.
 

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