Opinión

Ya no hay héroes

Es curioso como olvidamos los grandes momentos en un abrir y cerrar de ojos. Algo que toca directamente al deporte. Va en nuestro ADN mediterráneo sacar la guadaña a las primeras de cambio para decapitar el héroe que en su día nos llevó a tocar el cielo, pero que una vez caído en combate le pisoteamos hasta borrar las huellas del pasado. Es nuestra particular ‘españolada’.

Iker Casillas es el mejor ejemplo por la magnitud que su imagen conlleva y por estar ligado al planeta fútbol en un club como el Real Madrid. Ni Dios se atrevería a cuestionarle hace dos años, pero hoy es la diana de todos los dardos de la piel de toro. Silbidos, gritos e insultos es lo que se ha encontrado en los últimos meses por sus actuaciones y eso que aún estamos al inicio de la temporada, cuando sólo hace unos meses levantaba la ansiada Décima.

Pero él no es el único ‘apestado’, también hay para el colectivo y ahí entra la selección de baloncesto a la que un mal partido también ha condenado su pasado. De llegar a la final dudo que hubiese ganado a EEUU, pero parecía que estaba obligada. Resulta que para el aficionado de a pie no son personas, ahora son máquinas. Lo mismo que el equipo de tenis de la Copa Davis tras caer ante Brasil. No se perdona que se hayan ‘borrado’ las estrellas porque nos han dado todo y están en la obligación de seguir dándolo.

Es mejor hacer borrón y cuenta nueva para buscar nuevos mitos. Es el momento de Contador. Los demás no interesan, pero sí un tío con una fractura en la meseta tibial que sube montañas como los ángeles por muchos tiros que le peguen. Bajo a las infiernos,, le enterramos y ha vuelto a resurgir. Es lo que gusta ahora, a lo mejor mañana ya no hay héroes.

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