Opinión

Las tribulaciones de una meritoria 
iglesia medieval mendicante - Juan Carlos Rivas Fernández

Vigilando en lo alto en un lugar estratégico y maravilloso el quehacer ourensano, teníamos asentado desde el siglo XIV –seguramente alrededor de 1317- en el Campo de Aragón uno de nuestros mejores y clásicos prototipos góticos de conjunto conventual mendicante, con iglesia, claustro y convento de frailes.

Los franciscanos habían llegado aquí ya en tiempos del gran obispo D. Lourenzo (1218-1248), teniendo su primer convento en la Praza do Correxidor, aunque el P. Atanasio López sospecha que la venida de los frailes tuvo que ser mucho antes. Sabemos que este convento fue luego asaltado e incendiado en 1295 por las huestes del belicoso obispo Pedro Yáñez de Novoa, al cual se le condena luego a reconstruir el convento. Pero como dicho obispo muere en 1308 sin cumplir el mandato, sus descendientes tienen que cumplir dicha reconstrucción, la cual se acuerda sea en un nuevo emplazamiento, en el llamado Campo de Aragón o de Vista Alegre.

Tras la perjudicial exclaustración, el monasterio pasó a manos del Ministerio del Ejército, el cual dedicó este viejo complejo conventual a cuartel del regimiento destinado en Ourense, y quedando así relegado a un nuevo desvirtuamiento funcional. Bien es verdad que mientras estuvo allí el Ejército, el claustro fue bastante bien conservado y respetado, pero las estancias de los frailes fueron modificadas

Luego, en 1928 los frailes acordaron trasladar solamente la iglesia para el antiguo Campo de San Lázaro y Campo de la Feria, seguramente para acercarla a una zona céntrica de la ciudad y así lograr tener una más activa y lucrativa parroquia urbana. Y la ruptura del histórico complejo conventual quedó así sentenciada definitivamente, con la iglesia solitaria y descafeinada en el Parque, y el claustro silencioso, aislado y huérfano de rezos en Vista Alegre. No obstante, ello no fue óbice para que curiosamente esta iglesia hubiese sido declarada Monumento Artístico Nacional tardíamente, en 1951, y luego Bien de Interés Cultural

Y ahora, en la actualidad, ante la pasividad general del Concello y de los ciudadanos, estamos asistiendo a cómo se está terminando de embutir entre edificios la iglesia franciscana que se había llevado en 1928 al parque de San Lázaro. Me figuro que el constructor tendrá en su poder los permisos en regla, concedidos muy calladamente por una corporación políticamente débil y muy condescendiente, dadas las imperiosas necesidades que tienen de llenar las arcas municipales desde que acaeció el crack del ladrillo, muy proclive a la especulación, pero que era la fuente más efectiva de ingresos que tenía dicha administración local, en tanto los gobiernos centrales no logren resolver definitivamente sus sempiternos problemas de penuria económica

Aquella decisión del traslado había sido ya muy criticada, a pesar de que muy diligentemente se recabaron opiniones públicas favorables a ilustres representantes ourensanos de la cultura, porque desvirtuaba el conjunto conventual, alejándolo de su histórico entorno y de su inseparable y hermosa pieza claustral. Además, se puede decir que la iglesia fue “arrancada” más que despiezada de su emplazamiento original, y ahí están de muestra esos ventanales góticos y esos muros laterales que sobresalen por encima de las sepulturas del camposanto ourensano. En fin, una barbaridad consentida por el capricho de unos pocos, a pesar de todas las consideraciones con que intentó justificarla el P. Calonge en su interesante monografía crítico-vindicativa “Los tres conventos de San Francisco”.

Al parecer, el solar que dejaron los frailes tras el buen negocio realizado, es aprovechado en su totalidad, sin retranqueo alguno, incluso por su patio este, que es el que dejando al menos una pequeña zona abierta y ajardinada, pudiera seguir permitiendo disfrutar de la contemplación del exterior del meritorio ábside gótico.

Y, preguntamos al Concello ¿no hubiese sido más lógico imponerle al comprador del solar, el coste del traslado de la iglesia nuevamente para su emplazamiento anterior, y aún así saldría ganando porque excepcionalmente ahí no hay espera de venta? Sabemos que de ello se había hablado en un tiempo atrás, porque muchos son los que lo reclamaban, pero, claro, de la imposibilidad de ello ahora se encargaron antes los que permitieron ocupar con edificación parte del solar que había ocupado la iglesia arriba. Todo un desaguisado de intereses, sin planeamiento serio ni previsión alguna.

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