Opinión

FANTASMAS EN LOS MERCADOS

Cuando escribo esto, la prima de riesgo española sobrepasa los 400 puntos en el diferencial con Alemania. Con ello, al encarecerse el crédito, la actividad económica en nuestro país va a disminuir aún más. El paro aumentará y es probable que lleguen nuevos recortes en el gasto público (sanidad, educación, desempleo?). Italia, Bélgica y, por supuesto, Grecia, Irlanda y Portugal, se encuentran en una situación parecida.


Ante el desastre que parece no tener fin por más acuerdos políticos que se tomen en la UE o en EEUU, la pregunta que surge es: ¿por qué? ¿Qué ha ocurrido en estas últimas semanas para que todo empeore a tanta velocidad? ¿Es muy distinta la situación económica de los estados que están recibiendo este castigo hoy que hace un mes, por ejemplo? Objetivamente, no.


Es la respuesta de los mercados, que no se fían de nuestra capacidad para devolver los préstamos, se dice. Yo creo que es una ofensiva más de los especuladores globales para ganar mucho dinero amplificando la debilidad de determinadas economías. A las que hoy les toca, por unas razones o por las contrarias. Mañana serán otras las que tomen el relevo, por muy fuertes que se sientan en este momento.


Es cierto que la decisión de la UE para dotar al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) de mayor capacidad para socorrer, comprando sus bonos, a las deudas soberanas en apuros, puede ser un factor disuasorio para los especuladores. Pero este mecanismo no estará disponible hasta septiembre, cuando los parlamentos nacionales den el visto bueno a la medida acordada. Así que el mes de agosto es, este año, muy bueno para hacer caja. Una muestra más de la lentitud de Europa que tan bien saben aprovechar los fantasmas del mercado. A día de hoy sólo el conservador y timorato BCE o un interesado capotazo de los inversores chinos, pueden salvarnos de la quema del rescate y de las garras del FMI.


Pero, ¿quién es el que dicta la señal para modificar las cosas al unísono en las bolsas y los mercados de deuda? Esta semana hemos comprobado inflexiones bruscas de la tendencia a mitad de una misma mañana. No es posible que todos los agentes financieros del mundo cambien de opinión a la vez. Es alguien con nombre y apellidos quien lo hace y transmite la orden al resto. Y a ese fantasma del mercado que está poniendo en jaque el bienestar de millones de personas, es a quien tenemos que dirigir nuestra indignación. Hacerlo frente a los políticos nacionales no sirve de nada. Ni siquiera el 'todopoderoso' presidente de los EEUU es capaz de ponerles coto, como estas semanas hemos comprobado.


Hay que decirlo claro. Son fundamentalmente Goldman Sachs y JP Morgan los que dirigen, en conexión con las tres agencias de calificación, el cotarro de la insaciable avidez financiera que asola el planeta. Es necesario sacarlos cuanto antes de su posición de omnipotencia con una regulación internacional renovada. A todos nos están atacando: ciudadanos, gobiernos, economía productiva, grandes y pequeñas empresas?


¿Por qué no hay un movimiento de reacción? ¿Qué esperamos para dirigirnos a ellos directamente y exigir a nuestros políticos que también lo hagan? ¿Qué extrañas fuerzas atenazan la política haciéndola insignificante, para regocijo del Tea Party y otros grupos de ultraderecha liberal fundamentalista? ¿Por qué Europa tarda tanto en crear los eurobonos, única medida que puede frenar definitivamente la especulación contra las deudas soberanas periféricas y, por tanto, contra el propio euro?


Sólo los electoralismos de corta mirada, la falta de liderazgos fuertes en Occidente y el mal entendido liberalismo económico de algunos gobiernos europeos pueden explicarlo. Es hora de gritar fuerte y no parar hasta acabar con los fantasmas del mercado. Que tienen nombre y apellidos. Que no habitan en desiertos y montañas lejanas.

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